¡Comerse un Elefante!

Comerse un elefante

¿Quién no ha pretendido, en algún momento de su vida, comerse un Elefante? ¿Y por que no ha podido? ¿Cuáles son las consecuencias de la presumible indigestión? ¿Volveremos a intentarlo?  La vida de las personas esta llena de deseos e ilusiones, tantas como el largo de vista de cada cual. El ser humano se ha distinguido desde siempre por su afán de conseguir, de conquistar, de ambicionar. Y esto le ha hecho ocupar el lugar de preeminencia que, como especie, disfruta en la naturaleza.

Querer, soñar, ilusionar, desear, ambicionar, son motores del comportamiento humano que nos llevan a superarnos día tras día. Y esta superación se ampara en el mismo principio universal que guía los pasos de todos nosotros: la consecución de un beneficio o la evitación de una pérdida. No nos movemos sin una motivación. La sociedad actual, para bien o para mal, se maneja por condicionantes de adquisición. De adquisición de bienes materiales y también de inmateriales. Pero en todo caso por deseos de conseguir, de alcanzar. Pretender escapar a esto es vivir de espaldas al mundo que contemporáneamente nos ha tocado disfrutar aunque siempre cabe tomar un camino particular aceptando las consecuencias como un pago necesario por la singularidad.

Pues bien, si nos pasamos la mayor parte de nuestra vida alcanzando y consiguiendo, ¿por qué no logramos todo lo que deseamos?, ¿qué nos impide llegar hasta nuestros sueños? En algunas ocasiones, la consecución de deseos vendrá determinada por nuestro mal tino al valorar nuestras propias capacidades y posibilidades. En otras, a factores externos a nuestra persona sobre los que podemos tener poca capacidad de actuación. Pero, en muchos de los casos, solo existe un responsable: nosotros mismos.

En mi experiencia profesional he llegado a la siguiente conclusión: casi todos nosotros tenemos deseos y objetivos que queremos alcanzar en nuestra vida profesional y personal (destinos a los que llegar), pero muy pocos desarrollan el método para conseguirlos (qué camino tomar). La razón de todo ello estriba en nuestra cierta miopía mental a la hora de resolver los problemas y alcanzar nuestros objetivos. Los abordamos a todos por igual, como si su complejidad no fuera suficiente para un tratamiento diferenciado. Los analizamos a todos de forma mental.

Pero debemos considerar que la mente humana solo es capaz de afrontar unas pocas secuencias de actuación enlazadas entre si. De esta forma, mentalmente somos capaces de resolver los objetivos sencillos (aquellos que solo precisan de dos o tres pasos de actuación), pero nunca los complejos. Y cuales son esos objetivos complejos: LOS ELEFANTES. Esa manada que gira constantemente a nuestro alrededor y que nos abruma quitándonos la luz y el aire para respirar.

Nadie duda de la imposibilidad de comerse un elefante en tres trozos. Pues ese es el método que utilizamos normalmente al resolver nuestros conflictos complejos. Aplicar el mismo método a todas las situaciones no parece una estrategia muy afortunada. ¿Alguien afirmaría que para elegir nueva vivienda debe hacer lo mismo que para colgar un cuadro en la pared? Sin duda el primer objetivo requerirá un plan de actuación mucho más complejo que el segundo. Plan de actuación que no es sencillo formular mentalmente.

Por tanto, la mejor manera de comerse un elefante es cortarlo en tantos filetes como sean necesarios para poder digerirlo y sin importarnos su número. En la mayoría de las ocasiones, tratamos de atajar camino en la resolución de nuestros problemas reduciendo el número de nuestras actuaciones. De esta manera sólo conseguimos construir escaleras de dos o tres peldaños para subir al piso de arriba. Y una escalera con tres escalones de un metro no hay quien la suba. Si nuestro objetivo final es comernos al elefante, no importarán los días que precisemos.

En conclusión diré que, el secreto para la consecución de nuestros objetivos y deseos, no es otro que la fragmentación en tareas menores que sean alcanzables fácilmente una por una. El secreto de subir un piso no es otro que la utilización de una escalera cuyos pequeños peldaños faciliten la ascensión.

El arte del Éxito Profesional y Personal que practican muchas personas triunfadoras en todo el mundo consiste en dividir para vencer. Dividir los problemas para conseguir su más fácil resolución. El arte del Éxito no es otro que conseguir ser capaz de diseñar nuestras propias escaleras para que nos conduzcan hasta el cielo de nuestros deseos.

Y eso sólo lo conseguiremos a partir de la Planificación Creativa, de la que hablaré en otra oportunidad…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

Una respuesta a «¡Comerse un Elefante!»

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.