¡30 años corriendo!
Pongo el dedo en el botón del timbre de mi casa y aprieto con suavidad. Miro al suelo mientras espero que me abran y el recuerdo de lo sucedido me llena de una extraña sensación difícil de explicar. Sensación que debo compartir con algo más que un cansancio agotador. Ocho días atrás llegaba a Segovia …