LA INSEGURIDAD FINAL

Subida Granada-VeletaRecientemente anunciaba mi sorpresiva (desde hace más de 25 años no participo en pruebas populares) inscripción en la “XXXII Subida Internacional Granada-Pico Veleta” que se celebrará el próximo 07/08/16 y contaba el entrenamiento de reconocimiento que realicé el pasado 02/06/16 a los 14 últimos kilómetros desde Pradollano (Sierra Nevada-2.100 m.) hasta la cumbre del Veleta (3.398 m.). Algo que me faltó relatar fue lo ocurrido tras descender y que hoy condiciona seriamente mis posibilidades de finalización.

Pues bien, casi concluido el descenso, al llegar a “La Hoya de la Mora” (2.500 m.) y marcando el reloj las 14:00 h., me detuve a comer en uno de los chiringuitos que allí se ubican (al parecer, los establecimientos hosteleros más altos de España), dado que los servicios de Pradollano se encontraban casi totalmente cerrados por temporada baja. Elegí un bocadillo grande de tortilla española para tomarme en su soleada terraza en la seguridad de optar por lo que, es esas circunstancias, mejor me repondría del esfuerzo realizado y sin sospechar las penosas consecuencias que ello me ocasionaría.

De vuelta a mis apartamentos (donde era el único inquilino y de los escasos en toda la estación de montaña) comencé a encontrarme seriamente indispuesto, colonizado mi cuerpo por decenas de abscesos cutáneos, convirtiéndose esa tarde y toda la noche en un tormento gastrointestinal que nunca olvidaré, con continuas visitas al aseo para evacuar por arriba y por abajo, precisamente cuando más necesitaba reponer fuerzas y mantener la hidratación. A todo ello, los últimos fríos primaverales de la alta montaña y la despreocupación de los responsables del establecimiento (Apartamentos Boabdil) por atender mis solicitudes de acondicionamiento de la calefacción, agravaron una estancia que concluía el día siguiente con mi partida (en motocicleta, claro) hacia el Cabo de Gata, donde tenía previsto visitar a mi familia que allí disfrutaba de unos días de descanso. Tirado en mi moto como un cowboy herido sobre su caballo, desconozco ahora como conseguí llegar tras más de 200 km. de febril travesía por el desierto almeriense.

Pero lo peor estaba por llegar y después de alrededor de 10 años sin manifestación alguna, esta intoxicación alimentaria me produjo un nuevo brote de “Síndrome de Reiter” (enfermedad “rara” de tipo autoinmune que padezco y que ataca las articulaciones al considerar equivocadamente al propio cuerpo como enemigo). Tras cuatro semanas, ya estoy repuesto pero a la vez seriamente preocupado por cuál será mi rendimiento en la subida al Veleta, dado que mi programa de entrenamiento físico se ha visto significativamente alterado y lo que es peor, mi mente rechaza obsesivamente aquel lugar.

En estos momentos de incertidumbre me acuerdo de “La inseguridad final”, la Crónica 114 de “Marathon-15%: 115 CLAVES DE SUPERACIÓN PERSONAL” donde escribía…

“Aun a pesar de todos nuestros intentos por gestionar proyectos de la manera más eficaz, es inevitable que surjan inconvenientes en forma de imprevistos y errores que puedan perjudicar nuestra confianza en el éxito final. Ante ello lo peor sin duda es culparnos de lo que ha salido o hemos hecho mal, situación que todavía compromete el resultado más al fijar nuestra atención en el pasado para olvidar un futuro que precisamente es cuando todo se decidirá…”

Saludos de Antonio J. Alonso

LA ADMIRACIÓN

First Dates

Que la atracción entre las personas es algo que siempre ha interesado a los propios y a los extraños es una constatación que firman todos los siglos desde la inauguración de la especie humana como inventora de la civilización. El testimonio más contemporáneo de ello lo podemos encontrar hoy en el reinado de las revistas y los programas “del corazón”.

El éxito de “First Dates”, que actualmente se emite en España a diario desde la cadena Cuatro y en horario preferente, no tiene mayor secreto que el de contemplar mientras se cena cómo se liga en una cena y todo desde el anonimato de nuestro sillón. Y en esa furtiva contemplación, el interés se viene a encontrar en la valoración de lo acertado o no de las parejas formadas y sus trazas para conseguir el amor.

Respecto del emparejamiento, los responsables del programa no traicionan la regla universal (por todos sabida pero por todos callada por falso pudor) que junta sentimentalmente a las personas por su “valía” física y no por cualquier otra consideración. Solo hace falta darse una vuelta por cualquier calle concurrida o centro comercial para validar esta norma en cuantas parejas se cruzan a nuestro alrededor y que solo admite excepción cuando median grandes diferencias económicas entre los dos.

En cuanto a las técnicas de seducción, pocas novedades en este mundo tan banal como pobretón. Todo se reduce a un vestuario más o menos provocador y a los tradicionales chascarrillos y lugares comunes en la conversación. En fin, que todo es un reflejo de esta anodina sociedad que desgraciadamente nos ha tocado vivir y que la Historia colocará sin duda entre las de menor valor.

Pero afortunadamente para nuestra salud mental el enamoramiento no es el amor, pues es en este último donde toma protagonismo otro factor que, aunque puede incluir lo físico, también incorpora cualquier rasgo personal que pueda ser objeto y lleve a la admiración, sin duda algo que requiere de mayor intelecto y evolución y que es el verdadero motor del amor.

En la Crónica 29 de “Marathon-15%:115 CLAVES DE SUPERACIÓN PERSONAL” titulada “La admiración”, escribo…

“Todos admiramos en los demás aquello que son capaces de hacer o intentar por encima de lo que es normal, sin saber que la mayoría de nosotros también podemos ser admirados por algo propio y especial que, eso sí, de no ser patente deberemos esforzarnos en encontrar y destacar. No pretendo hablar por hablar al estilo que tan popular es hoy del predicador motivacional. Solo constatar que, con tantas facetas como reúne nuestra personalidad, siempre es posible hallar alguna o incluso más con potencial suficiente para poder ser de admirar. Lo peor sin dudar es resignarnos a pensar que no hay nada en nosotros que pueda interesar a los demás.

No olvidemos que, si posiblemente el mayor interés vital se suele sustanciar en el amar, amar no es más que un admirar en el otro esas virtudes que tiene y a nosotros nos cautivan y nos gustaría atesorar. Por ello el amor se rompe cuando se deja de admirar y vemos en el otro, simplemente a un igual…”

Saludos de Antonio J. Alonso