La Cualificación mejor que la Cuantificación

Calificación

Llegó hace más de medio siglo con la ilusión que trae la abundancia y parece no querer marcharse pues hoy cuenta con una mayoritaria aprobación. El imperio de lo cuantitativo gobierna nuestras vidas sometiéndolas a una desbocada carrera por la acumulación, cuando la Historia nos ha probado que el número no tiene nunca la importancia del valor y que la arrogante cantidad siempre se empequeñece frente a la discreta calidad de lo que es bueno y con seguridad mejor.

Ser o tener mucho, por más que ahora pueda parecer la solución, nunca será comparable a ser o tener algo especial que posea distinción. El mérito no se encuentra en la ansiosa colección sino en el frugal deleite de lo singular y único, aquello que nos hace sentirnos tan particulares como lejos de la masificación.

Prosperar en la vida es ya un acto reflejo que, marcado en el ADN del hombre, no requiere por este de ninguna reflexión. Nacemos para progresar y cuando por aconteceres de la existencia detenemos nuestro avance, llega la frustración. De jóvenes todos queremos triunfar en la vida y para ello mecánicamente tomamos el camino que la sociedad equivocadamente nos muestra como ganador: el de ser y tener más que los demás, el de ser un acumulador. ¡Qué general engaño maquiavélicamente urdido para perpetuar esta situación! Y todo por no detenernos a buscar una salida a esta autopista sin límites de velocidad que nos lleva desgraciadamente al obligado consumismo y la trasnochada representación. Esa salida que nos desvíe hacia la ponderación del crecimiento personal frente al material pues en ello se encuentra la clave de ser, de ser no más sino mejor. Cantidad y calidad, una dualidad que cada vez menos resiste una serena comparación.

Normalmente el éxito de los negocios se evidencia por el incremento de la facturación, pero esto en las personas realmente no tiene la misma significación. Las personas no prosperan por poder contar por decenas sus viviendas, por cientos sus zapatos, por miles sus acciones y por millones sus saldos en lejanas cuentas bancarias de Sebastopol. Las personas crecen en su vida por fomentar su capacidad de distinción, aportando a los demás destellos de calidad, la que siempre acompaña a quien descubre y promueve sus competencias personales en aquello para lo que mejor nació.

No me interesa mucho la gente acaudalada o con posición pues de ellos solo obtengo presunciones varias y aun más, en ocasiones aviesas miradas de un soslayo prepotente y ganador. Tienen lo que no me dan ni quiero, pues prefiero a quienes ofrecen algo especial que no pueda comprarse con dinero (un consejo, un beso, una felicitación) y que en definitiva es todo lo que si requiere de una verdadera cualificación.

Los cuantificados atesoran bienes y cargos mientras que los cualificados te asesoran bien y sin cargo. ¿A quién le concedes más reputación?

Mucho cambiarían las cosas si todos nos educásemos en la cualificación en lugar de la cuantificación pues seriamos más capaces de dar, al no ser nuestro destino el acopio y la recolección. Pero además ofreceríamos algo mucho mejor, al haber invertido nuestro tiempo en enriquecernos de la única forma que tiene sabor y es eligiendo que es lo mejor que podemos hacer con nuestra vida para que nos valga algo más que para dejar una buena herencia que nunca incluyó un abrazo sincero y reconfortador…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

18 respuestas a «La Cualificación mejor que la Cuantificación»

  1. En la ponderacion del crecimiento personal se incluye el deseo de atesorar riquezas, que permitan satisfacer las diversas necesidades del ser humano que generan bienestar y ademas un buen estatus social; pero lo que realmente debemos procurar por mejorar y atesorar es la calidad humana que se debe distinguir por la humildad, sencillez, transparencia y responsabilidad en el quehacer diario de nuestras vidas. Si hay calidad humana podemos escuchar, comprender, amar y apoyar a todas las personas; desde el lustrazapatos hasta el directivo de una empresa.

  2. excelente tu articulo Antonio en verdad nos hace reflexionar ante esta vida actual que estamos viviendo donde todo pareciera que quien tiene mas es el que vale mas donde toda esta vorágine del trabjar por trabjar para poder alcanzar los niveles de vida de quien nos rodea nos hace insensibles ante quien nos rodea y queremos ser mejores sin importar a quien pisoteamos y no hacemos un alto un respiro para analizar que lo que estamos haciendo realmente nos lleva a la felicidad deseada.

    Yo pienso que las dos cosas se pueden llevar acabo de la mano tanto la cantidad como la calidad pueden ir en paralelo siempre y cundo no se pierda el piso de lo que es estamos haciendo y el porque de lo que estamos haciendo, se tiene que tener humildad de corazón y de espíritu para poder convivir con las dos cosas y darnos cuenta que lo que cuantificamos es gracias a nuestro esfuerzo y conocimiento y que la calidad con lo que hacemos las cosas va de la mano de la humildad para poder crecer como personas y así poder dar confianza a quien cree en nosotros y dar de nosotros lo mejor en todos los niveles de de nuestra vida.

    1. Héctor, agradezco tu extenso comentario cuya segunda parte coincide con la opinión de otros lectores de este artículo que proponen un equilibrio entre lo cuantitativo y lo cualitativo. Equilibrio que, todos sabemos, la sociedad actual no propicia…

  3. Alonso, te encuentro toda la razón y muy de acuerdo con las demás opiniones. Sin embargo vivimos en un sistema en que difícilmente nos podemos escapar. si eres empleado (las metas), si eres empresario (las ventas), y así sucesivamente.
    Vivir como lo sugiere Patricia Calambás de Colombia, es para mi muy difícil, ya que somos parte de un sistema e ir contra la corriente te genera dificultades que muchas veces no puedes resolver si no es adaptándote al sistema.

    1. Pedro, gracias por tu comentario con el que estoy totalmente deacuerdo. El deseo y la posibilidad no siempre coinciden, por lo que en la búsqueda del equilibrio sobre la factibilidad siempre se encuentra la mejor opción…

  4. Simplemente, me pareció muy interesante y profundo tu mensaje, por ello te felicito y deseo recibir los próximos que nazcan de tu pensamiento.
    Gracias y Saludos.
    Alberto

  5. Alonso, como han señalado otras personas; me parece muy acertado el comentario sobre la “tiranía” de lo cuantificable, estamos consumidos por los indicadores y hemos hecho de lado, esas pequeñas cosas o detalles que muchas veces marcan la diferencia. Excelente perspectiva en tu blog.

    1. Gerson, gracias por tu comentario del que destacaría el gobierno que sobre nosotros ejercen los “indicadores” que, siendo válidos para medir algunas magnitudes, no lo pueden ser de todo…

  6. Me siento totalmente identificada. Tus palabras llegan en un momento crucial de mi vida en el cual rechazo de manera categórica la cuantificación y me encuentro en contra vía en ese mundo que nos obsesionamos por dejar a nuestros pupilos. Ya imaginarás la controversia que cotidianamente experimento, pero la verdad que me encanta no contribuir con ese mundo absurdo y vacío donde vales por lo que tienes (bienes materiales o poder) y no por lo que eres.

    Patricia Calambás
    Ps educativa
    Orientadora escolar
    Colombia

  7. Antonio me parece magistral y muy interesante el artículo y muy acertado el comentario de Michel Henri. Cuando refieres “Normalmente, el éxito de los negocios se evidencia por el incremento de la facturación, …”, creo que es más frecuentemente que normalmente, al punto que éstas cuando dan un apoyo o impulso a “su gente”, es enfocándolo a resultados más óptimos y a una gestión de mayor eficiencia. Muchas de ellas convierten a sus empleados en un “número” y en el momento que vislumbran que ese número no les cuadra, entonces comienzan a tomar acciones y si no, aplican “el que se sienta mal que se vaya”, “esto es una empresa no una junta de beneficiencia”. Cambiamos la cuestión: “Ser o no ser” por “tener o tener”sí…!, tener o tener, a costa de lo que sea, de la familia, el honor, la salud, etc.. La cantidad toca los bolsillos, la calidad toca el corazón y eso nos hace más humanos, nos reactiva nuestra parte espiritual y así podemos crecer de manera m integral.
    Felicitaciones Antonio, Saludos para todos

  8. Cuando leo cosas como estas de tu pluma, queda aún más evidente porque aprecio tanto tu amistad.

    Por lo visto los humanos necesitamos dioses. Los sacerdotes los ponen en los cielos y los managers en los números, pero sigue siendo pura fe religiosa.

    Escribes: “Normalmente el éxito de los negocios se evidencia por el incremento de la facturación, pero esto en las personas realmente no tiene la misma significación. ”

    Y me parece der una de las principales causas del porqué el management clásico no consigue la implicación y la motivación del personal. Imagina que las personas pensamos y sentimos todos como lo hacen los accionistas de una corporación.

    1. Excelente artículo por parte de Antonio. Un tema difícil y un escrito simple que demarca toda una teoría sociológica.
      Quienes transitamos nuestro camino profesional en el área deportiva, conocemos el “valor” del resultado, dado que el partido o la carrera la gana quien “llega primero”, basado exclusivamente en una apreciación cuantitativa. Muy lejos, algunos “hombres en situación deportiva” son capaces de re-valuar cualitativamente el resultado cuantitativo.
      En esta temporada, el equipo que asesoro psicodeportológicamente, en absoluta diferencia de nivel en habilidades y edades con respecto al resto de los equipos, ha perdido la mayoría de los partidos (evaluación cuantitativa). Es interesante, que ante esta situación, con marcada adversidad en el tiempo que transcurrió la temporada, se perdió por uno o dos goles. El valor cuantitativo es nulo y el valor cualitativo es admirable, dado la gran diferenciación del equipo con el resto de los adversarios. Pues bien, trabajamos desde la Psicología del Deporte, el valor cualitativo y, entonces, fueron verdaderos “guerreros”. He aquí la posibilidad de sostener la autoestima en tiempo difíciles deportivamente reconocimiendo el valor cualitativo muy distante al valor cuantitativo.
      Le agradezco a Antonio el compartir tan importante aporte.
      Un saludo cordial.

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