El analfabeto del siglo XXI

Hoy llamamos analfabeto a quien no sabe escribir (y por tanto leer), pero en breve el término deberá modificar esta ya limitada acepción para incorporar otra competencia quizás superior. Si hasta la fecha, la escritura nos ha hecho independientes y libres a la hora de gestionar nuestra opinión, puede que ya estemos perdiendo esa condición los que no sabemos programar, es decir, quienes ignoramos como se escribe en el lenguaje más utilizado y universal: el de los ordenadores y en general de todos los sistemas de computación.

Alguien podrá considerar desproporcionada esta afirmación guiado por el espejismo que supone el invento de los interfaces que, a modo de un moderno escribano del siglo XXI, nos adecuan los programas al lenguaje que conocemos y que ya pertenece al siglo anterior. Por poner un ejemplo particular que también se ampara en el mundo del ordenador, la situación se asemeja a la de los traductores de idiomas por escrito (quizá no tanto los orales por no requerir de tanta precisión), cuyo uso todos sabemos que ofrece unos mejorables resultados aun hoy (en un futuro puede que no) y que condicionan el sentido final de la literalidad de las palabras originales llegando peligrosamente a desvirtuarlas de no tomar muchas precauciones en su corrección (quizás por ello nadie en su sano juicio utilizaría un traductor para redactar una emocionada carta de amor).

No conocer el lenguaje de la programación nos hace dependientes y esclavos de aquellos que si lo manejan y nos manejan a su entera disposición. Y si alguien quiere una prueba de esto, que se pregunte el porqué de los anuncios tan segmentadamente atinados que recibe insistentemente en su ordenador.

Soy consciente de que lo dicho suena a ciencia ficción, la misma que percibió aquel descreído vecino de Gutenberg cuando esté le contó que había inventado una máquina que revolucionaría el mundo de la comunicación…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

2 respuestas a «El analfabeto del siglo XXI»

  1. Hola! Yo creo…

    1) Quien no sabe leer tiene las mismas desventajas que quien sabiendo, nunca lee o no lee “bien”, es decir, aquel que como mucho lee basura: pseudociencia, superstición, prensa amarilla,… Por tanto la vieja definición (no saber leer –un muy pequeño % de población-) yo la ampliaría a, como mínimo, no leer (casi un 40 % según la Federación de Gremios de Editores –noticia de esta semana-).

    2) No conocer el lenguaje de las computadoras nos hace tan dependientes como no disponer del saber-hacer de abogados, ingenieros, poetas y cualquier otra actividad humana que se queda fuera de nuestros dominios. Por tanto, no creo que sea tan grave no saber programar.

    Slds, Vicente

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