El fin de “Bond, James Bond”

No voy a ocultar mi pesar por la pérdida de un personaje cinematográfico que me acompaña desde la adolescencia y al que he sido fiel hasta ayer, cuando vi… “Sin tiempo para morir”, la última película de un James Bond irreconocible en un par de aspectos que son irrenunciables por troncales de su personalidad.

James Bond ya no es el “Bond, James Bond” que en 1953 creó Ian Fleming para convertirse luego en la saga más longeva de la cinematografía mundial, pero seguro que en el futuro tampoco lo será a tenor de cómo esta última entrega nos prepara el aterrizaje del sucesor/a de un Daniel Craig que se va. El desastre no tiene vuelta atrás y de tenerla, este título se debería eliminar.

Es indudable que un personaje cinematográfico con casi sesenta años de vida debe evolucionar con los tiempos, en un difícil equilibrio entre su naturaleza intrínseca y lo que en cada momento es actual. Pero la realidad que nos contempla, basada en la hipocresía social, resulta ser tan radical que no entiende nada que se aparte del credo de lo que es políticamente correcto, aunque destruya una personalidad. Es una lástima que la propuesta de evolución iniciada con “Skyfall” (la mejor de todas), en donde la humanización del personaje no contradecía sus principales claves de identidad, haya tomado otro camino, convirtiendo a Bond en lo que nunca llegáramos a imaginar

James Bond, desde “Dr. No” en 1962, ha seguido gustando a hombres y mujeres por igual, llenando las salas de espectadores que asumían a los malos malísimos de manual, las desenvueltas chicas Bond, los deportivos Aston Martin, los martinis agitados y no mezclados (según el original), los elegantes esmóquines de Brioni y luego de Tom Ford, las persecuciones imposibles y hasta la licencia para matar, como una fantasía que no estaban obligados a imitar. Nada hay de perjudicial en lo que no es real y esa ficción es el sello de identidad del cine, fabricador de historias para soñar. También la Ópera nos ofrece tramas y personajes de dudosa legitimidad y a nadie se le ha ocurrido enmendar el libreto de Arrigo Boito para el “Otelo” de Verdi por ser un maltratador sexual.

Quien lea esto se preguntará por aquello que no quiero especificar, pero mi discrecionalidad por respeto a la taquilla me obliga a callar lo que cada propio espectador en la sala deberá juzgar…

Una respuesta a «El fin de “Bond, James Bond”»

  1. Revisitar todo para cambiarlo, según los gustos actuales, pero no solamente a Bond, sino cualquier manifestación cultural , es el último deporte no olímpico en el que demasiadas ideologías se han embarcado, para “limpiar” cualquier aspecto que no les encaje o guste…..ya veremos los resultados!!!

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