El Coach y el Vino

El vino

Sinceramente, después de muchas botellas abiertas, reconozco todavía mi falta de erudición con respecto al vino y finalmente creo que también en cuanto a algo tan endiabladamente complejo como es lo de ser Coach y eso pese a llevar doce años practicando y viviendo de esta sugestiva profesión. Por tanto, empatado en prácticas e ignorancias, estoy en disposición de compararlos sin grave temor a generarles dolorosos agravios comparativos por exceso de conocimiento, que por la ausencia del mismo todo suele tener mejor perdón.

Un Coach es una persona que puede decir que lo es aunque no lo sea, pues en la actualidad no existe ningún órgano regulatorio universalmente aceptado como expendedor oficial de títulos que certifique la idoneidad de un profesional de esta disciplina. Indiscutiblemente, alguien puede ser un buen Coach sin contar con ninguna certificación al igual que le ocurre a muchos buenos vinos desconocidos, que precisan ser probados para así poder ser valorados a menos que vengan recomendados previamente por alguien de confianza y credibilidad que nos ahorre el ensayo y nos garantice la inversión. Análogamente, podemos decir que las referencias profesionales obtenidas por un Coach de sus clientes son su mejor acreditación.

Por otra parte, se tiene constancia de que el vino comenzó a producirse en el Neolítico (alrededor del 6000 a.C.) llegando a ese esplendor, que ya nunca perdería, en la vieja Grecia cuando el poeta Hesíodo (siglo VIII a.C.) glosó el arte de su producción en Los trabajos y los días. Solo dos siglos después sería un filósofo, Sócrates, quien crearía en Atenas la Mayéutica, el método inductivo para la resolución de problemas y la mejora personal basado en la formulación de preguntas en lugar de la traslación directa de respuestas, origen posterior del Coaching. En Grecia y sin ninguno de ellos saberlo, Hesíodo fue el primer enólogo mientras que Sócrates lo fue como Coach.

Además, desde la antigüedad, el vino ha sido adorado tanto como a un dios (Dioniso, Baco, etc.) y en la actualidad no lo es menos pues continúa siendo venerado por muchas religiones, algunas tan cercanas a la cultura occidental como el cristianismo que lo hizo protagonista de la Última Cena con Jesucristo y de toda celebración eucarística posterior. Hoy, algunos Coach mediáticos se proponen al mundo como iluminados mesías salvadores de una sociedad cuyos individuos sería mejor que aprendiesen a pescar en lugar de seguir comprando el pescado que aquellos les malvenden sin ninguna consideración.

También es conocido que la calidad del vino se valora por sus características organolépticas (bouquet, textura, color, cuerpo, olor, aroma, sabor, etc.) que dependerán de la propia uva y de su tratamiento. Ambos a su vez están condicionados por la suma de un conjunto de factores genéticos (vid), ambientales (clima, latitud, altitud, temperatura, luminosidad, etc.) y productivos (agricultura, mezclas, barricas, maduración, etc.), que todos juntos llegan a lograr un único resultado, en muchas ocasiones cdercano a la perfección. Asimismo, para conseguir excelentes resultados, el Coach no lo puede ser solo por un par o tres de buenas competencias adquiridas o desarrolladas, sino que precisará de un extenso abanico de cualidades cognitivas y relacionales que le permitan afrontar la exigente dificultad que supone la interacción efectiva con las personas, sin duda el reto más ambicioso al que se enfrenta todo ser humano cada día en su vida y que especialmente para el Coaching es su única razón.

En conclusión, creo que podemos afirmar que siendo una de las maneras más extendidas y sencillas de clasificación de los vinos la que viene determinada por el periodo de su vida dormida en las barricas (crianza, reserva y gran reserva) y admitiendo que normalmente este gana con los años, tanto así será con el Coach, a quien no le favorece la juventud sino la madurez con retrogusto a sus propias experiencias personales y profesionales para ofrecer su mejor sabor.

Como quiso decir aquel conocido pasodoble: ¡Viva el vino y l@s… Coach!.

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

10 respuestas a «El Coach y el Vino»

  1. Hola Antonio y demás participantes. Has llegado a tocar en dos cuerdas muy tensas dentro mío. Dos pasiones: coaching y vino. Vivo en Mendoza (Argentina), tierra de cepas por explotar en vino para ésta época. Quiero agregar otra mirada a las que han traido los amigos que me preceden. Coaching y vino son dos nombres, otros dos, para acercar a los seres humanos. Bien se dice que la comunicación es acción común, que el lenguaje es acción. El vino invita a comunicarse profundamente a dos personas en su red de alcohol, sabores y aromas. El coaching también, con otros aromas. El vino tiene un lenguaje mágico, propio de la intimidad que consigue instalar. El coaching, también. El vino tiene sabiduría de milenios, que induce aprendizajes. El coaching, también. El vino acompaña, abraza, abre corazones y posibilidades. El coaching, también. El vino es un amigo de lo profundo, lo esencial, hasta ahí llega con su mensaje. El coaching, tambien. Qué duda cabe que son dos pasiones, más allá de mi sentimiento, cuando significan estilos de vida que se disfrutan particularmente. Finalmente, qué esperan que pase si en sus sesiones de coaching proponen dejarse acompañar por un par de copas con vino….????…. Gracias. Salud…!!!

    1. Oscar, muy interesante tu comentario que te agradezco pues añade paralelismos entre el Vino y en tu caso, el Coaching (yo me refería en mi artículo al Coach). Respecto de simultanear Coaching y Vino, parece una buena idea que siempre dependerá del número de copas propuestas…

  2. Me gusta, coaching & vino:
    Clasificamos los vinos:
    – por tiempo en barrica, esto me suena a certificaciones de las asociaciones.
    – por tipo de uva en mono varietal, ontologico, pnl, sistémico…
    – los coupage, equipos, +sistémico, constelaciones…
    – por denominación de origen, ¿ escuelas, academias, universidades ?
    – por gurus Parker, Peñin.., estos serían los Cardón, Echevarría..
    Todos nos dicen que el suyo es el mejor, mucha información alrededor del vino, podemos comprarlos desde céntimos a cientos de €, todo es vino.
    ¿ Podríamos decir lo mismo del coaching ?

  3. Sorprende – y sabroso – artículo.
    Interesantes también los comentarios que ha provocado.

    Me llama la atención esta frase: “Un Coach es una persona que puede decir que lo es aunque no lo sea, pues en la actualidad no existe ningún órgano regulatorio universalmente aceptado como expendedor oficial de títulos que certifique la idoneidad de un profesional de esta disciplina. ”

    Cierto. Pero también puedo declararme amigo sincero de mis amigos, aunque tampoco exista órgano regulatorio que lo certifique.

    Como bien lo dices, los clientes son los mejores acreditadores, como lo son los destinatarios de nuestra amistad los que pueden dar fe de que somos sus amigos.

    1. Michel, en mi opinión no todas las profesiones son susceptibles de ejercerse sin reglamentación, dependiendo de las consecuencias que pueden derivarse de sus actuaciones (medicos, arquitectos, abogados, etc.). En especial, aquellas que inciden en el comportamiento humano son muy delicadas pues las malas prácticas pueden ocasionar daños de dificil reparación. Afortunadamente, tener amigos no es una profesión lo que quizás le da aun mayor valor…

  4. Los vinos, esos grandes desconocidos. Yo amo el vino, y cuanto más me adentro, menos sé, y son ya más de 12 años los que llevo estudiándolos. Hay un consejo regulador del vino…e intuyo que algo parecido es ICF. Alguien puede producir vino en su casa, sin pasar por el consejo regulador. Puede ser un buen vino? Sí, sin duda. Haberlos haylos. Pero no es la norma.
    También hay vinos, pongo un sencillo ejemplo, como Flor de Pingus, un vino con unos preciosos matices, pero cuyo riesgo es vivir más de su “apellido” que de lo bueno que es (que lo es). De hecho, un Flor de Pingus 2010, para mí una de las mejores añadas, aún no es un vino para degustar. Se puede tomar? Sí, Te gustará? Sí , probablemente. Pero será en 2015/2016 cuando comience a apreciarse sus “primeras canas” como vino. En coaching…hay grandes escuelas. Pero algunos coaches creen que por haberse formado…ya lo son. Y uno es coach solo cuando lleva “muchisimas horas de vuelo”. Si no, correrá el riesgo de vivir “de su apellido”, que será su ACC en una escuela.
    Muy buena la comparación. Lo importante es que el mundo sepa lo bueno que está el vino, y lo bueno que es el coaching. Que el coachee decida si lo suyo es un “coach garnacha” o un “coach merlot” un “coach pinot noir”…
    Un brindis querido Antonio. En mi caso, un brindis con vinos que sin ser caros, son fabulosos al paladar (Pujanza, Anima Negra I, Paixar, Quercus, Quinta Sardonia, Los Pasitos, Peña Caballera…)

    1. Isma, gracias por tu comentario que sigue la línea comparativa de mi artículo pero, evidentemente, con un mayor conocimiento enológico por tu parte y de cuyas recomendaciones tomo nota…

  5. Me gusta el vino y me apasiona el coaching. Muy creativa tu comparación del mundo del vino y el mundo del Coach!!!
    Efectivamente y diría que ¡a Dios gracias! no está normalizada la profesión con un titulo/reconocimiento oficial. Pero te aseguro que lo van a intentar…. fundamentalmente y como en todos los ámbitos, porque están detectando que puede ser un “peligro” para el mantenimiento del “sistema”.
    Que una parte de los coaches nos dediquemos a empoderar y trabajar la responsabilidad personal del individuo sobre su vida y su felicidad, es absolutamente peligroso para el sistema. Buscar la emancipación emocional, económica o de reconocimientos en forma de sello o diploma, es revolucionario.Y probablemente intenten ,como en otros ámbitos, certificar o normalizar formas de hacer coaching más “adaptadas” a las necesidades del sistema, para seguirnos manteniendo así adormilados y fuera de la conciencia personal. La libertad de ejercer esta preciosa profesión desde la congruencia, la ética personal y no deberse a ningún sello certificador…. no tiene precio. Eso no quiere decir sin formación. Sí a la autoformación, a diseñar un itinerario formativo personal : filosófico, humanista, científico , incluso espiritual, desde la receta personal de formarse en distintas disciplinas de la mano de maestros de cada una de ellas, y no de una escuela “certificadora” con mas similitudes a un Carrefour del coaching que a una tienda especialista. Es sólo mi opinión. Gracias por tus aportaciones.

    1. Ascensión gracias por tu comentario que, aunque no lo pueda parecer, también comparto siempre que se cumpliese eso que dices de… “La libertad de ejercer esta preciosa profesión desde la congruencia, la ética personal…”, condiciones de tan personal elección que no todos las asumen, perjudicando desgraciadamente la credibilidad de los demás…

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