La Ambición como destino, la Dignidad como camino

Camino y Destino

Todos los días me pregunto si es mi vida esa que quisiera que fuera y cada respuesta, positiva o negativa, me alerta de que siendo importante el lugar donde me encuentre en cada ocasión todavía lo es más el como yo haya llegado hasta allí, si llevado o no por mi propia decisión. Manejar las riendas de la vida es, de todas, la única elección que nunca debiera tener ningún arrepentimiento pues, de lo contrario, el aceptar vivir a la deriva será la mejor solución para instalarnos en una perpetua insatisfacción.

Es cierto que para solo vivir no se requiere decisión sino únicamente aceptación. Ahora bien, quien quiera vivir mejor deberá cuestionar en todo momento si acepta su situación o aspira a mejorarla con Ambición, entendida esta en su positiva acepción de superación como motor del desarrollo personal y como el antídoto más indicado para combatir la resignación.

Reconozco manejar desde siempre en mi vida la Ambición al igual que también lo hago con el café en los momentos de bajón. Soy consciente de que una y otro se tornan peligrosos si abuso de su dosificación, pero no por ello los eludo pues responsablemente me esfuerzo en llevar su control. Quiero estar despierto y atento para descubrir, no las oportunidades que la vida me ofrece, sino aquellas que se guarda en ese oculto cajón que casi siempre se encuentra tan alto que, de no conseguir escalarlo, con seguridad me perderé lo que esconde en su interior.

Pero… ¿hasta cuándo debiera llegar la Ambición por ser mejor? No parece fácil encontrar una razón que justifique que la Ambición como resorte de progreso personal deba finalizar a una determinada edad pues la vida, aun compuesta por diferentes etapas cronológicas, es vida hasta el final. Por tanto, sería lógico considerar que la Ambición por prosperar debiera identificarse como un destino vital final. Solo así podremos contar con la seguridad de que la existencia nos vale por igual y con independencia de cual fuera nuestra edad. En definitiva, se trataría de no dejar nada por aprovechar.

Y… ¿hasta dónde debiera llegar la Ambición por vivir mejor? Pues sin duda esta es la pregunta que toda persona deberá consigo aclarar al tratarse la Ambición de un sentimiento muy susceptible de caer en desorientaciones que lleven a desmanes alejados de la ética y la honradez personal. La Ambición honesta tiene puertas y estas son las de los demás. De aquí que sea la Dignidad, entendida como la cualidad del juicioso autogobierno personal, quien mejor pueda limitar hasta donde se debe llegar para garantizar el respeto propio y el ajeno, ambos confluyentes en las leyes de convivencia de toda sociedad.

Yo procuro cuidar la esencia de mi Dignidad pues soy consciente de su volubilidad, atacada casi siempre por el miedo a las consecuencias de nuestro actuar. Vivir con Dignidad requiere de renuncias para defender lo que uno considera cabal y por ello hay que mostrarse valiente ante los demás. Estoy con Eduardo Chillida al afirmar que… Un hombre debe tener siempre su nivel de miedo por debajo del de la Dignidad.

Si la vida finita se entiende en clave de viaje sin final, para recorrerla será conveniente identificar cuantos destinos queremos visitar y los caminos elegidos para llegar. Con seguridad, Ambición entreverada de Dignidad se nos presentan como el mejor de los equipajes posibles para viajar…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

14 respuestas a «La Ambición como destino, la Dignidad como camino»

  1. Gracias Antonio por tus escritos que realmente ayudan a reflexionar sobre todo a los que pasamos los 60 y tenemos tantas vivencias y camino recorrido.
    Con total seguridad, “Ambición entreverada de Dignidad se nos presentan como el mejor de los equipajes posibles para viajar” lo difícil es el balance, es lograr el equilibrio entre ambas según la situación, el contexto y la etapa de la vida.
    Nuevamente gracias.

  2. Es una realidad contundente, ante todo hay que tener presente que la dignidad va más allá del decir de la gente ésta se encuentra en el interior de cada ser humano y sólo éste tiene la potestad de hacerla el faro que guíe sus pasos en el quehacer cotidiano de la vida.
    Gracias por compartir.

  3. Nos dices que somos nostros los qe dictamos nuestra manera de dicernir que es la dignidad en nuestras propias vidas eso me parese correctopor que todo depende del entorno donde cresimos y combivimos.

    1. Hector Manuel, gracias por tu opinión referida a la alusión en mi artículo a la Dignidad… “De aquí que seala Dignidad, entendida como la cualidad del juicioso autogobierno personal, quien mejor pueda limitar hasta donde se debe llegar para garantizar el respeto propio y el ajeno, ambos confluyentes en las leyes de convivencia de toda sociedad…”.

  4. Antonio buenas tardes, se me hace un mensaje tan hermoso y que en lo personal me ha llegado hasta el fondo del alma. Este pequeño pero gran artículo me ha transportado inmediatamente a todos y cada uno de los momentos de mi vida. No sé, tal vez es porque precisamente hoy me siento de una manera muy especial y donde escuchando música (que me encanta por cierto) toca un punto que me ayuda a reflexionar y a digerir tus palabras que me han movido para incrementar ciertas emociones y transmitir a mis semejantes. Gracias mil por el mensaje.

  5. Como todo en esta vida, habrá que encontrar el equilibrio. Ademas depende del cristal con que se mire, puedes tener poca o mucha ambición, la perspectiva lo cambia todo.

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