Vender tranqulidad…

Perdición

Cuando en la inmortal “Perdición” (Double Indemnity/Billy Wilder-1944), Phyllis Dietrichson (Barbara Stanwyck) pregunta a Walter Neff (Fred MacMurray) a que se dedica, este le contesta sugestivamente que vende tranquilidad: Ella al punto queda fascinada por su atractiva personalidad sin todavía adivinar que se trata de un agente de seguros en busca de una nueva oportunidad comercial.

No hay mejor manera de suscitar el interés de alguien que asegurarle su tranquilidad, ese tesoro que todos buscamos sin cesar desde nuestro nacimiento hasta el final. Ahora bien, si a alguien aprecias, no le ayudes a fracasar.

Antes de continuar quiero precisar que nunca aseguraré que es mala la tranquilidad o buena la intranquilidad sin llegarlo a matizar. La vida no se puede categorizar en simples palabras que generalicen un actuar, sobre todo cuando cada cual las entiende de manera que puede no coincidir con la de los demás.

¿Qué conseguimos al buscar la tranquilidad vivencial…?. La respuesta podemos encontrarla en el momento de la jornada que para la mayoría es de máxima serenidad: El sueño. Ese estado ajeno a la realidad en el que, al margen de alguna pesadilla, parece que nada malo nos pueda pasar. Y… ¿qué pasa en nuestra vida cuando dormimos?: Nada y nada es sinónimo de tranquilidad.

Aspirar a llevar una vida tranquila es tanto como determinar vivir sin problemas, lo que seguro nos llevará a evitarlos de la manera más eficiente que hay y es dejando de explorar nuevos caminos cuyo tránsito nos pueda incomodar, pues somos naturalmente cómodos y en muchas ocasiones yo me confieso como tal aun a mi pesar (afortunadamente no siempre… Marathon-15%).

Entonces… ¿habría que buscar la intranquilidad como estado vivencial?. Si lo preguntásemos a la pareja protagonista de Perdición con seguridad nos invitarían a visualizar la película para contestar, pues en su historia huyen de la comodidad porque tienen necesidad de salpimentar su vida aun a pesar de su desventurado final. Si me lo preguntan a mí, primero distinguiré las películas de la vida real y luego contestaré que la cuestión no se encuentra en buscar nuestro propio mal, sino siempre aquello que nos pueda beneficiar pero asumiendo la incomodidad como parte del precio que por ello debamos pagar.

La trampa de la tranquilidad limita el desarrollo de nuestra capacidad personal llevándose esto al extremo en aquellas doctrinas que proclaman la vida contemplativa como signo de evolución humana, todo un contrasentido pues para evolucionar hay que moverse e interactuar. Parar el péndulo de un reloj para evitar la molestia de su sonido regular nos lleva a empeorar la situación inicial, al quedarnos sin saber la hora por preservar el silencio y nuestra tranquilidad.

Lo paradójico de Perdición es que Barbara Stanwyck estuvo a punto de rechazar la película pues le generaba intranquilidad interpretar un papel distinto a los que acostumbraba a aceptar. Ella misma llegaría a confesar que fue el propio Billy Wilder quien la convenció al preguntar… ¿eres una actriz o un ratón?, todo lo contrario a quererle vender tranquilidad…

Saludos de Antonio J. Alonso

9 respuestas a «Vender tranqulidad…»

  1. Alonso, coincido contigo en que hoy vivimos en tiempos en donde no debemos cazarnos con una sola forma de ser y hacer las cosas, puesto que en todos los escenarios se esta apostando a la flexibilidad, innovación y creatividad y esto lo puede requirir cualquier persona, profesional o empresario.
    Yo creo que la tranquilidad o intranquilidad viene desde la persona,
    ¿como integra sus decisiones? lo que hoy llamamos inteligencia emocional.
    El proceso de re aprender hoy, es tan necesario como indispensable, pues conseguir tomar con equilibrio los hechos, realidades y oportunidades que se presentan requiere de Alinear los pensamientos, sentimientos y las acciones. ¿Y eso es fácil?

  2. De acuerdo casi en todo excepto cunado se afirma que solo los jovenes viven la vida con mayor grado de intranquilidad, creo que en todas las etapas de la vida se deben de vivir con la misma intensidad obviamente los retos, sueños y metas pueden variar pero indudablemente deben de existir en todas las etapas de la vida cito:
    “No caigas en lo que cayo tu padre que se siente viejo por que tiene 70 años olvidando que moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubinstein interpretaba a como nadie a Chopin a los 90 es por solo por citar 2 casos conocidos, ”
    “De la cuna a la tumba es una escuela por eso lo que llamas problemas son lecciones,y la vida es dinámica, por eso está en constante movimiento,..”
    iGUAL QUE DISFRUTAMOS LAS FLORES DE LA PRIMAVERA DEBEMOS DISFUTAR LA NIEVE DEL INVIERNO POR ESO DEBEMOS VIVIR CADA INSTANTE DE LA VIDA PROFUNDAMENTE SIN PRECUARNOS DEMASIADO POR LA TRANQUILIDAD…en fin

    1. Jarav, gracias por tu comentario. Como ya contesté a Juan Antonio Ramírez, mis artículos se dirigen a quienes se encuentran en su madurez, que evidentemente es un estado que no alcanza todo el mundo a la misma edad…

  3. Nunca he estado a favor, o mejor dicho, nunca me ha gustado aquella frase “Tiene la gracia de la duda”; ahora si que, el que arriesga puede ganar. Muy buen artículo Alonso, y me permito corregir el mismo en la tercera línea, pones “este” cuando lo correcto es “éste”.

    Saludos

  4. No comparto del todo el concepto, pues varía de acuerdo al mercado al que te dirijas.
    Coincido en que si tu mercado son personas adultas, venderles tranquilidad te garantizará un éxito rotundo, pero en cambio, si tu mercado son personas jóvenes y aventureras, probablemente y en muchos casos, lo que buscan no es precisamente tranquilidad, sino diversión! Y en ocasiones la diversión no tiene que ver mucho con tranquilidad…
    La adrenalina se deriva en principio de emociones extremas donde los problemas y stuaciones adversas deben presentarse para satisfacer la necesidad de los jóvenes (a veces ya bastante maduritos) que buscan invertir grandes cantidades de recursos para obtener vivencias, servicios o incluso productos que te aseguro no tienen nada que ver con la tranquilidad.
    Saludos

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