¡Enfocar los fracasos como una oportunidad…!

Avanzando más en nuestro recorrido por los aspectos principales que determinan la mejora personal y profesional, en esta ocasión trataremos la séptima Receta de Éxito, cuyo espíritu entronca de muy cerca con el reconocido y eficaz método científico de “prueba y error”:

“Enfocar los fracasos como una oportunidad hacia el futuro, aprendiendo de los errores, ganando experiencia y tolerando los reveses de la vida con espíritu deportivo”

Los fracasos son inevitables en la vida, sobre todo cuando esta nos la planteamos con la motivadora y apasionante ambición del desarrollo y crecimiento personal. El riesgo de la mejora siempre comporta la asunción del error, pues nadie tiene la fórmula infalible del acierto continuado. Huir del error es negar la aventura del conocimiento de aquellas potencialidades que todos guardamos calladamente en nuestro interior. Huir del error es conformarse, conformarse es parar y parar es comenzar a morir.

Allá por los años ´90, cuando los mercados de las nuevas tecnologías electrónicas iniciaban sus pasos, los directivos más valorados eran aquellos que habían trabajado en una empresa que hubiera quebrado. La razón de ello no era otra que la de su experiencia sobre “lo que no había que volver a hacer”, dado que las claves sobre “lo que había que hacer” entonces aún eran desconocidas. En este caso, el error se valoraba más que el acierto ante la incertidumbre de los mecanismos que gobernaban un sector incipiente y en franco desarrollo.

También en el deporte, donde la mejora continua es fundamento de su naturaleza, encontramos muchos ejemplos de aprendizaje sobre los errores, como el del saltador de altura Dick Fosbury que, decepcionado por el estancamiento de sus marcas, se planteó no seguir utilizando las modalidades de salto hasta entonces habituales (rodillo ventral, tijera, etc.). Tras muchos ensayos frustrantes, inventó el Fosbury Flop (saltar de espaldas al listón), fue campeón olímpico en México ´68 y legó una técnica que en la actualidad nos lleva a recordar su nombre cada vez que un atleta se dispone a saltar.

En definitiva todo esto se reduce a que cada uno de nosotros sea capaz de responderse honesta y sinceramente a la siguiente pregunta:

¿Estoy dispuesto a asumir el coste del inmovilismo vital a cambio de acertar siempre en todo aquello que hago?

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

¡Acercarse a la gente positiva…!

La sexta Receta de Éxito probado nos habla de la incorporación de un hábito social al que no solemos dar habitualmente la excepcional importancia que tiene:

“Acercarse a la gente positiva y huir de la negativa, buscando la energía de aquellos que la destilan y preservándose de aquellos que la destruyen”

Si hasta el momento las Recetas anteriores se referían todas a mejoras en nuestras competencias internas, esta trasciende nuestro “yo” para fijarse en los demás.

La comunicación interpersonal es la herramienta de trabajo más importante que todos utilizamos cotidianamente (algunos mejor que otros) y que nos permite avanzar con paso firme hacia la consecución de nuestros Objetivos profesionales y personales.

La comunicación, además nos traslada a situaciones emocionales cuya definición condiciona en gran medida nuestro estado de ánimo hacia lo positivo o lo negativo.

Como no somos impermeables a los demás, su influencia en nosotros puede condicionarnos más allá de nuestra voluntad. Por tanto, el frecuente contacto con personas positivas termina trasladándonos irremediablemente hacia esa orientación y lo mismo ocurre con las negativas.

Hoy en día no tenemos mejor ejemplo de todo esto que lo que ahora está ocurriendo en nuestra economía, para constatar que gran parte de la situación se debe a las expectativas negativas auto-fomentadas y difundidas por algunas personas con espíritu catastrofista (mucho más allá de la realidad objetiva y cabal) que han conseguido contaminar a casi todas las demás.

¡Cuánto mejor estaríamos todos de haber huido en su momento (antes y ahora) de las conversaciones de aquellos que solo buscan el reparto de males sin considerar que los bienes también existen, se buscan y al final casi siempre se consiguen!…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

¡Fomentar las actividades extraprofesionales…!

Llegamos a la quinta Receta de Éxito que nos dirige certeramente hacia el necesario equilibrio de nuestras Áreas de la Vida:

“Fomentar las actividades extraprofesionales, añadiendo mas patas a nuestra silla vital y evitando el riesgo de caída segura por la quiebra de una de ellas”

En mi opinión, la silla es el mueble más útil y antropomórfico de cuantos utilizamos habitualmente. Pero a la silla le salió un duro competidor: el taburete. Si me dan a elegir, prefiero la primera al segundo. Sentirme apoyado por cuatro patas me traslada mucha mayor seguridad a la par que comodidad a mi descanso. Simplificar, en ocasiones está muy bien, aunque en el caso que nos ocupa puede ser peligroso.

En nuestra Vida ocurre lo mismo. Cuantos más apoyos cuente, tanto más estable se tornará. Por tanto, creo es momento de reflexionar responsablemente si el focalizarnos con casi exclusividad al Trabajo y a la Familia (lo que es muy habitual en la sociedad actual) supone una excesiva concentración de riesgos vital y nos ofrece la suficiente base de apoyo como para no caernos al mínimo tropiezo.

La verdad es que conforme vamos cumpliendo años y consolidando nuestra posición vital, también vamos perdiendo actividad social, cultural, mental, educativa, física e incluso espiritual. En definitiva, minimizamos el resto de patas que nos ayudarían a equilibrar nuestro asiento vital ganando en seguridad y comodidad.

Mi consejo es que no transcurra un solo día sin que le hayamos dedicado algún espacio de tiempo (cada cual el que considere posible y necesario) a una actividad propia e intransferible (distinta al Trabajo o la Familia), que constituya la mejor prueba darwiniana de que la diversidad vital es la que más conviene para nuestra evolución y desarrollo hacia el enriquecimiento y fortalecimiento personal y social…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

¡Positivar el dialogo interior…!

Hoy me referiré a la cuarta Receta de Éxito probado que nos puede facilitar el difícil tránsito hacia la mejora del rendimiento profesional y personal. Se trata de…

“Positivar el dialogo interior, huyendo de los pensamientos derrotistas y negativos que, como en una espiral descendente, nos hunden hacia la frustración y el desencanto”

Desde hace varios años vengo comprobando que nuestra vida está protagonizada por una serie de etapas (de muy variada duración e intensidad) cuyos resultados positivos o negativos los solemos atribuir a causas vinculadas a factores externos a nuestro comportamiento (sobre todo en lo que se refiere a las malas rachas).

¿Qué opino yo al respecto? Pues que tanto las temporadas favorables como las desfavorables vienen propiciadas en gran medida por nosotros mismos.

En el mundo comercial esto mismo ocurre con bastante frecuencia. Especialmente cuando un vendedor se enfrenta a una mañana de visitas y comenzando mal la primera, él mismo se va condicionando negativamente hacia las próximas, arruinando toda posibilidad de éxito. Al contrario también sucede, al iniciar las gestiones comerciales de una jornada de trabajo con una venta que genera un espíritu positivo para enfocar con éxito las siguientes.

Por tanto, nuestra actitud interior explica mucho de lo que hacemos y de sus consecuencias, de lo que conseguimos o perdemos.

Esforzarnos internamente por auto-cambiar frustración y desencanto por optimismo y valor nos predispone a un estilo de actuación positiva que, como el sonido de un Gong, expande nuestras posibilidades personales de éxito más allá de lo que habitualmente solemos imaginar…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

¡Sonreir antes de llegar al trabajo…!

La tercera Receta de Éxito probado que hoy recomiendo tiene mucho que ver con la exteriorización del positivismo:

“Sonreír antes de llegar al trabajo, propiciando el optimismo por anticipado y llenando nuestro depósito de la energía más poderosa que podemos encontrar: el buen humor”

Dicen que la cara es el espejo de nuestra alma y algo de cierto debe haber en esta aseveración cuando todos somos capaces de adivinar los estados de ánimo de los demás mirándoles de frente. Sin duda, nuestro semblante anuncia nuestra predisposición hacia el exterior y así es captado siempre por nuestro entorno relacional.

Está probado que una sonrisa predispone a quien la recibe mucho mas favorablemente para cualquier tipo de comunicación entre los dos, hasta el punto que se recomienda al hablar por teléfono el sonreír, pues la entonación de las palabras cambia positivamente y es percibida mas favorablemente por el interlocutor.

Pero también sonreír es un activador del buen humor para quien sonríe. Podemos probar a esbozar una sonrisa aun sin motivo para ello y lo que en un principio pueda ser una mueca forzada, rápidamente se torna en la expresión de un sentimiento auto-generado que inunda nuestro interior de la gasolina suficiente para afrontar los retos profesionales y personales que se nos presentan todos los días.

Y si alguien tiene dudas sobre todo esto, solo debe valorar lo que siente al contemplar el maravilloso espectáculo que nos regala la risa de un niño…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro