El liderazgo también es cosa de… números

Liderazgo y numeros

Dicen que los números 1 se juntan con los números 1 y los números 2 con los números 3, 4 o… 27. La elección de los compañeros de viaje en cualquier área de la vida es un fiel reflejo de nuestra personalidad y supone uno de los determinantes críticos para alcanzar los propósitos buscados en nuestro trayecto vital.

Pero la mayoría de nuestros objetivos vitales requieren para su realización de la colaboración (directa o indirecta) de los demás. Buscar asociaciones personales enriquecedoras es evidente que siempre nos beneficiará, a excepción de aquellos casos en que el fin buscado sea solo el de destacar.

En el ámbito profesional está probado que el único camino de avance válido para las empresas es el que pasa por el trabajo coordinado en equipo. Cualquier organización requiere de la contribución efectiva de todos sus integrantes para afrontar los exigentes retos que en las economías desarrolladas hoy se vienen a plantear. Por tanto, parece lógico concluir que cuanto más eficientes sean los equipos de trabajo mayores serán las posibilidades de triunfar.

El liderazgo tiene como una de sus grandes responsabilidades la construcción de equipos eficientes de trabajo, asunto nada fácil de resolver y por el que son reconocidos y remunerados los mejores directivos del mundo. Conseguir hacer… hacer y además hacerlo bien es el principal cometido de todo responsable comprometido con los retos que le demanda su ámbito de actuación profesional.

Además, un equipo eficiente de trabajo se construye a partir de dos condicionantes insustituibles: la calidad intrínseca de sus integrantes y el continuado desarrollo de sus saberes y competencias. Contar con la primera sin fomentar los segundos lleva al estancamiento y la desmotivación, pero propiciar los segundos sin tener la primera es claramente malgastar el dinero, convirtiendo en gasto improductivo la inversión salarial.

No es la primera vez que en la definición del perfil profesional para la selección de un puesto de trabajo, el responsable del futuro empleado me ha tratado de convencer torpemente de la conveniencia de rebajar el nivel de exigencia curricular por debajo de lo que las funciones que ese puesto requería. Esto solo tiene una explicación y se llama miedo a la competencia interna o lo que es lo mismo, miedo a la propia incompetencia personal.

El líder que es capaz de buscar y reconocer en los demás el talento, aun por encima del suyo, lejos de oscurecerse brillará más al reflejar la luz de quienes le acompañan y a quienes les deberá en gran parte su éxito. El éxito de haberse sabido rodear de números por encima de su capacidad…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro