“Entre todas las alegrías, la absurda es la más alegre; es la alegría de los niños, de los labriegos y de los salvajes; es decir, de todos aquellos seres que están más cerca de la Naturaleza que nosotros”
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Me gusta esta reflexión, pues en ella interpreto dos niveles distintos. Calificar algo de “absurdo”, es etiquetar, valorar, juzgar… algo que pertenece al rango de lo lingüístico. La alegría, es pura emoción, no calificable, simplemente es algo que está vivo, como la Naturaleza (con mayúsculas) Azorín.
Josep, gracias por tu interesante aportación…