La responsabilidad de los unos, los otros y los de más allá…


Nunca reenvío comunicaciones ajenas por medio de mi Blog o cualquier red social, pues me considero en la obligación de aportar en lugar de solo trasladar. Sí, trasladar, esa extendida y cómoda práctica que no añade valor alguno a ningún tipo de debate en general. Además, este reenviar resulta ser como contar chistes cuyo mérito, no nos engañemos, solo es de quien los fue a crear. Por tal razón, siempre planteo opiniones propias y no de los demás. Sin embargo, en esta ocasión haré una excepción que demuestra la antigüedad de un problema más allá de la actualidad, que causa centenares de muertes y que nadie ha querido solucionar, dejando patente la incompetente responsabilidad histórica de los unos, los otros y los de más allá…

Lo que decía el botánico, naturalista y geógrafo ilustrado don Antonio Josef Cavanilles en 1797 del barranco de Poyo en "Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, poblaciones y frutos del Reyno de Valencia". El mapa corresponde a la misma publicación y elaboración por Antonio Josef Cavanilles.
“Siguiendo hacia el sur desde Alaquás como a un quarto de legua se atraviesa el barranco, que empieza en las montañas en Buñol con dirección a Chiva, entra en esta villa y continúa por el término de Cheste, donde recibe otro considerable: engrosado con este aumento y con las vertientes de aquellos montes, cruza el llano de Quart junto a la venta de Poyo, pasa después por las cercanías de Torrent, que dexa a su derecha, como igualmente Catarroja, y desagua en la Albufera de Valencia. Su profundo y ancho cauce siempre está seco, salvo en las avenidas, quando recibe tantas aguas y corre tan furiosamente, que destruye quanto encuentra. En 1775 causó muchísimas desgracias en Chiva, sorprehendiendo a media noche sus vecinos; asoló un número considerable de edificios, esparciendo por mas de dos leguas los tristes despojos y los cadáveres de los pobres que no pudieron evitar la muerte. A la derecha del barranco y a muy corta distancia, bien que en un sitio elevado, está Torrent, la mayor población del reyno después de las ciudades y villas principales”.

El “Contagio”… de un emocional virus que depende de la televisión

Hay un virus que se transmite por la vista y el oído, es el más contagioso y su vacunación depende de los medios de comunicación. Afecta en especial a los humanos, casi sin excepción y sus consecuencias son tan imprevisibles como alejadas de la razón. Para el portador puede llegar a ser mortal, en función de su apasionado grado de implicación. El vehículo ideal de transmisión es la televisión y su nombre es… Emoción.

La Emoción, en general, predispone al contagiado en favor o en contra de alguien o algo de una manera ingobernable, por lo que resulta muy difícil su precaución. Sin embargo, cuando la Emoción lleva a lo mejor, la vacuna debiera quedarse en el cajón.

España entera se ha contagiado de dolorosa Emoción (incluso en grado superior a esa pandemia del Coronavirus que hace cuatro años nos asoló), viendo y escuchando en el televisor los desgarradores testimonios de los afectados por la acción de una desbocada Naturaleza cuyo rostro da miedo, porque al galope está cambiando de color.

Esta Emoción ha disparado la solidaridad nacional como nunca antes nadie conoció. Los formidables acopios de víveres han desbordado los almacenes, sobrepasando cualquier previsión y el voluntariado juvenil ha aparcado su genética indolencia para pasar a una ejemplar acción.

Todos queremos ayudar contagiados de Emoción, pero mucho me temo que cuando este virus desaparezca por el olvido de la televisión, lo hará también nuestra implicación…

“Todo a la vez en todas partes”… es irreal

Nada de lo que es muy complejo en esta vida puede tener una resolución instantánea y total, por más que nos empeñemos en desearlo y quererlo demandar. Cada cual tiene la seguridad de saber como resolver los problemas de la humanidad, aun no sabiendo de la misa la mitad. ¡Claro que es lícito opinar!, pero con la prudencia que impone la sensatez y la humildad. Tendemos a simplificar llevados de un conocimiento parcial, lo que por necesidad nos conduce a errar. No obstante, hay ocasiones en las que la tragedia personal justifica (temporalmente) la inevitable subjetividad.

Sin duda, mucho se ha hecho y por desgracia mucho se hará fatal por parte de las distintas administraciones públicas, a las que habrá que exigir su responsabilidad en la gestión de las inundaciones que han asolado nuestro contado y cantado Levante otoñal. Pero hay algo incuestionable por razones de ingobernable extensión de la inusitada calamidad (43% de la superficie de la provincia de Valencia, según la UME): en los dos o tres primeros días de la catástrofe, todo el ejército español junto a otras fuerzas de ámbito estatal, regional y local a la vez no hubieran podido estar en todas partes, si bien es cierto que su rápida presencia habría reducido el desconsolado mal actual…

“La vida es bella”… siempre que no sepas la verdad

La enternecedora historia de un inocente niño a quien se pretende ocultar su trágica realidad en un campo de concentración alemán, es el motivo principal del apabullante éxito mundial de “La vida es bella” (R. Benigni-1997), una película que pertenece a la memoria colectiva y nadie puede olvidar. Pero… ¿hubiera tenido sentido esa historia si en lugar de niño fuera un adulto el receptor de aquel paternal silencio de la verdad?

Entre las innumerables consecuencias de la tragedia ocasionada en Valencia por la DANA del pasado 29 de octubre, son los fallecimientos de seres vivos la que reviste de mayor gravedad. No todos los ahogados han aparecido ya, pues todavía hay desaparecidos, cuyo misterioso y cuestionable número se ha tardado una semana en dar. Así las cosas, “La vida es bella” para una ciudadanía que todos los poderes públicos tienen por infantil y por tanto, con necesidad de tutelar…

“Lo imposible”… ha sido real

Desde que en 1979 llegué a Valencia para estudiar, cada vez que cruzaba el Nuevo Cauce del Turia me sorprendía por esas dimensiones faraónicas que no parecían justificadas por ninguna hipotética necesidad. Y es que… 200 metros de anchura y 10 de profundidad para aceptar 5.000 metros cúbicos por segundo (12 ríos Ebro simultáneos), se me antojaban una ciclópea barbaridad. Me equivocaba, porque la capital se ha salvado de una tragedia descomunal ante “Lo imposible”… que ha sido real.

Las trágicas paradojas de la modernidad

Casi siete décadas separan la riada valenciana de 1957 y la actual. Pese a los innumerables avances técnicos y de organización social, las trágicas consecuencias de ambas pueden no diferir en su gravedad. Entonces casi nadie tenía coche y hoy lo tiene cada cual. Sarcófagos para los muchos que no se han podido salvar y murallas de metal que ahora impiden trabajar. En ocasiones, el desarrollo se torna en bumerán…