…Alejada ya de toda vital emoción, estoica asumo los trágicos costes de un fracaso tan previsible como descorazonador, esperando abandonada mi fatal destino, convencida al fin de que entre mujeres y hombres jamás hubo nadie mejor ni tampoco peor…
…Nadie… excepto un resucitado Sigfrido que, fantasmal, un día apareció en el figón y a quien serví cordero asado sin que nuestras mudas palabras delatasen alguna afiliación. Solo dos pares de abdicados ojos hablaron el olvidado idioma de nuestro primer amor. Al marcharse, nos despedimos sin hacerlo, convencidos de que ni una ni otro tendríamos más ocasión…
…Los dos pretendíamos exorcizar nuestros propios males y el de aquel desgraciado planeta en acelerado retroceso, arriesgando aquello a lo que ya no le otorgábamos ningún valor: la existencia y su quimérica ilusión…
…La ley de la fuerza, tantos años condenada en los hombres por alejarse de los principios básicos de la civilización, ahora la protagonizaban las mujeres con la aquiescencia de una legislación creada a golpe de equivocación. Así, tras los innumerables casos de masculinicidios que se cruzaron en el cotidiano ejercicio de mi profesión, fue el protagonizado por Aslaug quien asestó el definitivo golpe a mi antigua ofuscación…
…En aquel 2040, los seis años como policía VALQUIRIA habían ejercido de contumaz erosionador de mi hasta entonces inquebrantable posición feminista, tras comprobar día a día y sin excepción que el mal no era solo patrimonio del varón…
…Aquella alocada cruzada de salvación también afectó a la cultura en toda su extensión. Los teatros, los museos, las salas de conciertos, los restaurantes, los cines o las librerías se llenaron de autoras, pintoras, directoras, cocineras, actrices y escritoras cuya única filiación con la excelencia venía determinada por una política disposición que las posicionaba por delante de cualquier varón. Así, las manifestaciones artísticas perdieron el arte y ganaron la manifestación. Sin la normal participación del género masculino, la calidad media cayó y no por demérito de las mujeres, sino porque entre ellas también abundaba la mediocre decepción, demostrándose no existir asimismo en el talento para las artes ninguna ostensible diferenciación…
…En esta distópica situación, aterrizaron en mi entendimiento muchas incertidumbres, pero todavía no fueron suficientes para doblegar aquello que se encontraba anclado en el fondo de mi emoción. Era algo ingobernable, que me abocaba una vez más a considerar la culpabilidad ancestral del varón, desoyendo lo que una y otra vez demostraba el ejercicio de mi profesión. Y es que al prejuicio no hay objetividad que le afecte, erigiéndose en el mejor embajador de la arbitrariedad y en la peor fuente de vana discusión…
…La violencia de género, que todavía se entendía como machista, degeneró en un imprevisto horror donde unos y otras se mataban sin compasión. La cantidad de homicidios no disminuyó, sino que en mucho se incrementó al incorporarse los hombres a los luctuosos registros oficiales como inéditas víctimas de la nueva e intersexual sinrazón…
…Centro de la cruel diana de aquella hipócrita reprobación, mi Aslaug cayó veloz en una adolescente depresión de esas que sobrevienen por la quiebra de una identidad todavía en período de construcción, lo que le arrastró a cuestionar su sexualidad y aquello que es aún peor: si en esta vida merecía la pena amar sin ninguna restricción. En los siguientes años no se le conoció ningún amor, ingresando por propia decisión en ese autárquico club al que asimismo pertenecía yo…
…Debo reconocer que, cuando fui conocedora de aquella desnivelada proporción, el marginal porcentaje de fallecidas por violencia de género me pareció de un tenor tan menor respecto del resto de actos violentos acaecidos con resultado mortal que, aun tratándose de insufribles homicidios de mujeres, introdujo una sombra de duda en mi firme convicción…