¡Comenzar bien el día…!

Al hilo de lo comentado en mi entrada anterior hoy comienzo una serie de 10 escritos, cada uno de ellos referido a una de las 10 Recetas de Éxito probado que expongo en algunas de mis últimas conferencias y que están recogidas, en sus titulares, en la entrada del 24/02/09 de este Blog (“De la Motivación a la Auto-MOTIVACIÓN…”).

La primera (no necesariamente por orden de importancia) es…

“Comenzar bien el día, tratando de organizar y allanar convenientemente nuestras primeras tareas de la jornada para que no puedan ser fruto de enfados y malhumores que hipotequen el resto de nuestras actividades”

Sin duda, empezar algo bien es el mejor seguro para su conveniente desarrollo y acertada consecución. La unidad temporal de productividad personal más básica, que es el día, sigue esta misma regla. Comprometer el resto de una jornada por un mal principio es un riesgo que debemos evitar. Pero, ¿cómo…?

No hay mejor herramienta para asegurarnos desde su principio una eficiente trayectoria de la jornada laboral que la Planificación. Comenzar cada día sabiendo lo que “debemos” y “podemos“ hacer (hay que conjugar siempre estos dos verbos y no solo el primero, para evitar la frustración de trabajar con sensación de deuda) concreta el horizonte de tareas a realizar, protegiéndolas de injerencias externas y predispone positivamente hacia su ejecución.

La ausencia de Planificación introduce demasiados componentes de imprevisibilidad como para añadirlos a los propios que la vida nos regala cada día sin solicitarlos. ¿O nadie se acuerda de todas esas mañanas que le ha faltado su camisa favorita por no haberla lavado cuando debía y ha acudido al trabajo contrariado y por tanto, de mal humor…?

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

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