El Coaching y Avatar

Una de las definiciones que más me gustan para entender la verdadera naturaleza del Coaching es esa que orienta su principal objetivo hacia la consecución y exteriorización de la mejor de las versiones posibles que el participante (“Coachee”) atesora dentro.

Llegar a lo mejor de lo que cada uno podemos dar de nosotros mismos es la aspiración de todo aquel con ambición de crecimiento y compromiso con su propia vida y las de los demás.

En el año 2154, Jake Sully, un marine veterano norteamericano que ha quedado parapléjico en combate y no cuenta con recursos económicos suficientes para costearse una operación que le permita nuevamente andar, opta por el ofrecimiento del ejército para participar en un singular programa de desdoblamiento de su persona en un avatar.

Yo pienso que “Avatar”, el exitoso filme de James Cameron, es la gran metáfora que lleva al extremo el objetivo antes mencionado del Coaching, planteando el ideal de alcanzar lo mejor de uno mismo a través de las posibilidades que ofrece el futurista desarrollo de una ciencia que facilita la transmutación en un nuevo y perfeccionado cuerpo.

Otra vez mas “Avatar” nos plantea una nueva versión del sueño americano al hacer de un simple soldado que es elegido casualmente por tener genes iguales a los de su hermano fallecido, el héroe del clan de los longilíneos y azulados ecologistas Omaticaya en el desbordante planeta verde de Pandora.

Quizás, el motor impulsor del gran dinamismo del pueblo americano es este mismo que, película tras película y desde hace 8 décadas, nos muestra la industria de Hollywood: “el éxito está al alcance de todos”. Sentencia en la que creo firmemente pese a la incuestionable dificultad que entraña y que es motivo del resignado abandono de muchos por alcanzar aquello que desean, es decir, su éxito personal.

Jake Sully quiere caminar nuevamente y la escena que mejor nos lo muestra es cuando por primera vez toma consciencia de su otro yo (avatar) y baja de la camilla para probar sus piernas corriendo velozmente por un campo sembrado, constituyendo la revelación más concluyente de que los retos están puestos para alcanzarlos, incluso en las películas…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro