¡En defensa de lo individual!

Camino sosegado… solo, hablo mucho… solo, leo el periódico de atrás adelante… solo, oigo con atención la radio… solo, trabajo ilusionado… solo, conduzco con prudencia… solo, imparto clases… solo, como mucho pero ligero… solo, escribo lo mejor que puedo… solo, voy de compras resignado… solo, comparto amistades… solo, asisto esperanzado a conciertos… solo, pregunto siempre… solo, entreno entregado… solo, me emociono ya no a diario… solo, aprendo un inglés cada vez más alejado…  solo, pertenezco a clubes sociales… solo, tengo familia… solo, escucho a alguien… solo, enfermo… solo, amo… solo, vivo… solo…

Por todo esto y por mucho más… sólo, soy una persona muy sociable.

Soy sociable porque todo lo anteriormente mencionado siempre lo hago solo, aunque me encuentre casi siempre acompañado. Soy sociable porque en mi singularidad siempre me veo rodeado.

Sólo con el desarrollo de lo individual es posible el enriquecimiento de lo colectivo, tal y como le ha ocurrido a la humanidad desde su principio, cuyo avance ha sido constantemente protagonizado por el impulso propio y particular de hombres y mujeres que, conociendo aquello que los demás aportaron en el pasado, han sido capaces de regalar sus innovaciones al futuro.

La mejor garantía de libertad y prosperidad colectiva en una sociedad se asienta en el desarrollo del pensamiento individual, a diferencia de la doctrina única que buscan las dictaduras para la colectividad.

Cuidar nuestra individualidad no sólo nos hace más libres, sino que también mucho mejores para los demás…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro