Los Fallos y las Fallas

Hace justo ocho años, el 18 de marzo de 2009, publicaba en este Blog… Las Fallas y los Fallos y hoy de nuevo me animo a escribir jugando también con las letras y las palabras de aquel título pero cuyo orden voy a cambiar, tanto como lo acontecido durante este tiempo transcurrido en nuestra sociedad.

Si entonces convencidamente venia a proclamar que en los pequeños cambios de comportamiento se esconde el secreto para triunfar y que esto no debía suponer por necesidad un cambio de personalidad, hoy en algo debo rectificar: aquello solo es válido para escenarios de continuidad, pero no tanto para los de severa ruptura como el que todos estamos viviendo y quedará por siempre en nuestro recuerdo para poderlo contar.

Durante estos largos años de crisis global en tantos ámbitos además del económico-social, confieso que he cometido muchos fallos en mi pensar y en mi obrar que me han llevado a resultados muy alejados de los esperados, que no quiero achacar a la situación sino a mi responsabilidad. En algunos casos no he tomado buenas decisiones y en otros he dejado de actuar, pero en todos hay un componente común y es el de la insuficiencia en la incuestionable necesidad de cambiar.

Este año Valencia celebra para sus Fallas el recientemente estrenado galardón de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, algo que ha tardado muchos decenios en alcanzar cuando no hay ninguna ciudad grande en el mundo cuyas fiestas patronales impliquen a casi toda su población a la par de ser tan conocidas a nivel internacional (quizás Río de Janeiro y su Carnaval). ¿Hay algo que lo pueda explicar?

Las Fallas son una fiesta, aunque también la denominación de los monumentos satíricos que se plantan en marzo durante menos de una semana en cada calle de esta ciudad, para terminar quemándose en un exorcismo que pretende alejar todo mal de nuestra realidad. Pero además de este componente esotérico-cultural, las Fallas son estética y hasta arte según algunos. Arte que lleva los mismos decenios, a los que me refería antes, sin casi evolucionar. Las Fallas son siempre igual. Compuestas de grotescas figuras llamadas ninots cuyos intentos de avance hacia una imagen de actual modernidad han quedado siempre silenciados por el ninguneo de unos jurados que a lo novedoso nunca han llegado a premiar. Y de todos es sabido que en cualquier tipo de fiesta popular, la competencia de los clanes (casales, peñas, comparsas, murgas, etc.) por ser más que los demás es asunto principal. Así, nadie se atreve a innovar.

Los Fallos de las Fallas están en no evolucionar, como yo mismo si no quiero quedarme atrás…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro