¿Una imagen vale más que mil palabras…?

Esta semana, como todos los años, las calles de nuestras ciudades españolas se pueblan de procesiones cuyo arraigo popular cada vez más tiene que ver con el negocio del turismo que con aquel fervor religioso que las vio comenzar. La Semana Santa hoy no deja de ser otro producto cultural con el que atraer visitantes para una ciudad, en esa hipócrita batalla comercial sin reglas ni cuartel que es hasta capaz de vender religión por cobrar.

De ser España protestante hoy no habría procesiones, pues la reforma calvinista eliminó del catolicismo sus imágenes, para conceder toda la autoridad teológica a la palabra escrita (la Biblia), en un intento de modernización religiosa que solo los países más avanzados supieron adoptar. Los albores de las religiones, cuando la escritura y la lectura eran privilegio de solo unos pocos, precisaron de las representaciones icónicas de los dioses como única vía de proselitismo eficaz en un mundo inculto y por alfabetizar. Después y hasta hoy, algunos países católicos (y también de otras religiones más) siguen conservando la tradición de corporeizar sus deidades en pinturas y esculturas a las que se llega a venerar como algo propiamente sobrenatural.

Soy consciente de la dificultad de digestión de mis palabras para quienes viven su fe religiosa desde una costumbre legada por la tradición medieval, pero solo quisiera pedir que hagan el esfuerzo por comprender lo que a un chino le pueda parecer un paso andaluz, que no creo sea muy diferente a lo que cualquiera de nosotros opina de su cimbreante y multicolor dragón procesional. Son puntos de vista condicionados por un asunto educacional, lo que me lleva a pensar que de haber nacido en otro lugar ahora podría estar venerando la imagen de un sonriente gordito, calvo y bonachón a cuyos ojos rasgados miraría con una devoción que a nadie permitiría cuestionar. Así las cosas, ¿quién está en posesión de la verdad…?, ¿o todo es una cuestión de secular necesidad universal de confiar ciegamente en alguien o algo que nos pueda ayudar?

En la España del rito procesional todavía una imagen vale más que mil palabras, sobre todo si es de Juan de Juni, Alonso Berruguete, Gregorio Fernández, Francisco Salzillo o Mariano Benlliure. Verdaderos apóstoles de ese evangelizador arte religioso que más contribuye al PIB nacional…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro