El 1 del 1

Hay una máxima que nunca falla y dice que cuando pretendamos alcanzar algo y no lo consigamos busquemos una nueva fórmula para intentarlo, pues si repetimos la misma tendremos muchas probabilidades de obtener los mismos malos resultados.

Por tanto, hoy a 31 del 12 aconsejo cambiar de estrategia y olvidar esos buenos propósitos que cada año siempre comenzamos el 1 del 1 y que habitualmente nunca solemos cumplir. Dejémoslos para el 2 del 1 o para el 1 del 2 y a lo mejor nos va mejor…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

¿Es la Navidad el mejor Coach…?

Coaching y Navidad2
Sin duda, nuestra existencia no es más que la repetición sin falta de un largo rosario de costumbres y hábitos que, incorporados desde la primera infancia, ya quedan marcados a fuego en nuestro devenir vital.

No hay que negarlo: ¡nos gustan las tradiciones! Nos sentimos muy cómodos instalados en eso que conocemos y hemos hecho siempre, pues tendemos a minimizar lo que tanto nos turba y acongoja como es la indefinición de lo desconocido, aquello que todavía no hemos llegado a controlar.

Por todo, somos cumplidores fieles de estos rituales anuales que repentinamente nos sobrevienen sin haberlos decidido previamente, simplemente porque ahí están.

La Navidad es quizás el mejor ejemplo de ello: todos los años nos sorprende pese a la obstinación con la que la publicidad se empeña en recordárnoslo, cada vez con mayor anterioridad. Además, de entre todas las tradiciones más señaladas del año, la Navidad es la que presenta una curiosa singularidad pues, al margen del disfrute de la festividad en sí, nos exige incorporar a nuestra idiosincrasia un elemento homogeneizador, obligatorio y poco usual: los buenos sentimientos. Los buenos sentimientos pertenecen a ese gran capítulo de nuestra vida que son las emociones y las emociones constituyen una de las autopistas principales de trabajo en el Coaching.

Los que nos dedicamos profesionalmente a esta disciplina sabemos de la gran dificultad para manejar adecuadamente las emociones y de los enconados esfuerzos que debemos practicar para facilitar la mejora de algunas competencias emocionales en nuestros clientes. El mundo de los sentimientos es tan amplio, inconcreto y personal que parece difícil que exista un razonamiento o teoría que pueda determinar medicinas generalistas para conseguir el control efectivo de los mismos, por lo que la solución siempre será de cada cual.

No obstante y de forma milagrosa, la Navidad si parece conocer esa oculta clave y por unos días constituirse en el mejor Coach del mundo mundial, al conseguir que todos centrifuguemos nuestros corazones y nos transmutemos, de la noche a la mañana, en pura mermelada emocional.

¿Será de verdad…?

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

“12 Hombres sin Piedad…”

¿Qué sería de mí sin la famosa película dirigida en 1957 por Sidney Lumet y protagonizada por Henry Fonda?

Como ya he comentado en alguna otra entrada de este Blog, desde hace varios años vengo impartiendo en todo tipo de entidades y empresas públicas y privadas así como en Escuelas de Negocios mi ya conocido Taller… “12 Hombres sin Piedad: Las Claves del Liderazgo”, cuya calidad le ha hecho merecedor de contar entre sus participantes con la asistencia de los 17 Presidentes de los TSJ (Tribunales Superiores de Justicia) de España, en una edición especial celebrada en 2008 en la Ciudad de la Justicia de Valencia.

¿Cuál es el secreto del éxito conseguido hasta la fecha? Sin duda la película, sobre la que gira todo el Taller y que se configura como el mejor y más aleccionador tratado que se pueda encontrar sobre Liderazgo, constituyendo un “Caso” sin par de entre todos aquellos que utilizamos como metodología básica de formación los profesores de las Escuelas de Negocios.

12 Hombres sin Piedad”, en su estreno en España, fue mal traducida del inglés por cuanto su título original no tiene nada que ver con la “piedad” o ausencia de ella en los personajes y si mucho con su talante y actuación a lo largo de todo el filme, lo que nos llevaría a mejor nombrarla como “12 Hombres Enfadados”.

Es cierto que durante toda la película merodea un ambiente de crispación y enfrentamiento que ejerce de contrapeso dramático al avance de la acción y eso mismo es lo que encumbra la ejemplar labor de Davis (Henry Fonda) en su noble empeño por defender sus convincentes planteamientos ante el resto de miembros del jurado, instalados en lo contrario.

Un Henry Fonda que despliega una interpretación histórica y descomunal (no menos el resto del reparto), transmitiendo toda la verdad de su personaje en cada mirada y dibujando con gran maestría el perfil de un Líder-Coach que, con más de 50 años de antigüedad, todavía sigue vivo y de plena actualidad para ejemplo de muchos de los que hoy dicen con orgullo ejercer como tales…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

La Posibilidad y la Probabilidad

Es muy habitual que los participantes en mis Programas de Coaching no distingan con facilidad la diferencia que existe entre los términos Posibilidad y Probabilidad. Además de ellos, yo creo que estos dos conceptos suelen llevar a la confusión a la mayoría de personas.

Veamos que significan:

– Posibilidad: Aptitud o facultad para hacer o no hacer una cosa.

– Probabilidad: Determinación cuantitativa de la posibilidad de que se haga o no se haga una cosa.

Por tanto, no son iguales y entender su diferencia es clave para no caer en la frustración cuando no conseguimos nuestros propósitos (cuando las cosas no nos salen como queremos), además de constituir el punto de partida estratégico de diferentes caminos para la búsqueda de las soluciones.

Los procesos de mejora profesional y personal que facilito a mis clientes cuidan mucho la identificación de cuál es la razón por la que, en ocasiones, no alcanzamos nuestros objetivos. ¿Es por Posibilidad o es por Probabilidad?.

Sin duda, la respuesta condiciona mucho el trabajo a desarrollar por cuanto no es lo mismo que el origen de nuestros fracasos se deba a la Posibilidad (porque no puedo) que a la Probabilidad (porque no lo he intentado suficientemente).

Desgraciadamente, el “Cómplice Auto-Justificativo” que todos llevamos dentro es quien se encarga de confundirnos haciéndonos creer que casi siempre es la Posibilidad la causa de nuestros males, pues de lo contrario (si fuera la Probabilidad) estaríamos obligados a practicar con más asiduidad esa cualidad que está demostrado es más escasa y por tanto más valiosa hoy en día: la Constancia…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro