El Talante y el Talento

La llegada al gobierno de España de José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 puso de moda un sustantivo que se le atribuía como una de sus cualidades más distintivas y apreciadas: el Talante.

El Talante es el estado de ánimo o actitud de una persona, bien en un determinado momento o bien en general, que suele predisponer de una manera positiva o negativa a la hora de realizar una tarea o alcanzar un objetivo.

Todos convendremos en la conveniencia de mostrar un Talante positivo allí donde estemos y con quienes compartamos familia, trabajo, ocio, etc., para que todo aquello que nos proponemos pueda realizarse con mayor facilidad.

No obstante, mostrar un Talante positivo con habitualidad no es tarea fácil, sobre todo en aquellos momentos de dificultad y presión que suelen desbordar nuestros mejores propósitos (¡qué diferentes nos solemos mostrar ante los demás en un domingo por la mañana respecto de la del lunes siguiente!).

Por tanto, el Talante no es una competencia con la que se nace y que se practica con automaticidad, sino más bien requiere de una predisposición y un esfuerzo para ejercitarlo convenientemente en cada momento y en todos los órdenes de la vida, demostrándonos la experiencia que cuando nos olvidamos de positivarlo nuestra actuación se resiente significativamente.

Por otra parte, podemos definir el Talento como el conjunto de capacidades propias de una persona para obtener resultados notables en el ejercicio de la inteligencia. De entre esas capacidades una de ellas es el Talante, por lo que ambos términos se encuentran estrechamente ligados entre sí y además vinculados con la Inteligencia, al precisar de ella para manifestarse con efectividad.

En mi opinión, las personas inteligentes que se afanan por desarrollar su Talento normalmente evidencian un Talante positivo que, aun siendo imprescindible para conseguir buenos resultados, nunca los garantizan en la medida buscada como así queda demostrado por la actualidad política española…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro