A quienes… corresponda

·        A quienes… leen este Blog cada semana, mi agradecimiento de todo corazón.

·        A quienes… comparten conmigo sus reflexiones, mi estrecha complicidad en una misma opinión.

·        A quienes… discrepan de ellas, mi sincero respeto y mi consideración.

·        A quienes… he contribuido para iniciar la búsqueda del camino de la superación, mis ánimos más encendidos para emprender el esfuerzo con tesón.

·        A quienes… creen que ya han triunfado, mi consejo de relativización.

·        A quienes… les faltan motivaciones para continuar, mi sugerencia de acometer la vida con objetivos y planificación.

·        A quienes… solo ven sombras en un horizonte incierto, mi propuesta de no retrasar su actuación.

·        A quienes… todavía no se han reconciliado con su persona y su situación, mi consideración de que no es lo mismo aceptación que resignación.

·        A quienes… la risa les visita poco, mi chiste más guasón.

·        A quienes… la emoción es solo un recuerdo, mis deseos de recuperación.

·        A quienes… los niños les hacen niños, mi confesión de ser uno de ellos aunque sea casi cincuentón.

·        A quienes… gozan del amor, mi convencimiento de que no hay mejor medicación.

·        A quienes… siempre ven la vida desde la estación, mi sugerencia de que corran para coger el último vagón.

·        A quienes… viven la vida conscientes de que casi nunca es posible todo lo mejor, mi arrepentimiento como perfeccionista de salón.

·        A quienes… todavía les quedan enemigos conocidos, mi proposición de perdón.

·        A quienes… ya no quieren esperar más para tomar las decisiones que faltan en su vida, mi respaldo a su valentía y a su reacción.

·        A quienes… piensan que todo esto solo vale el uno de enero, mi regalo de un calendario que no distingue de fechas para vivir con compromiso y decisión.

·        A quienes… todavía creen en un mundo mejor, mi llamada a unirnos para contribuir a su salvación.

·        A quienes… aun todo esto les parece poco, mi ausencia de una mejor solución…

 

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

Marta Domínguez y el Estado de Alarma

Marta Dominguez

El profundo cambio de valores socio-culturales que el recién finalizado siglo XX ha provocado en la humanidad viene caracterizado por la instauración de algunos estilos de actuación personal que ya se han convertido en “obligatorias doctrinas de comportamiento”. Una de las más evidentes en las sociedades desarrolladas es la aceptación universal de la religión del “Ganar”.

En un mundo en el que todavía queda un largo trecho hasta solucionar el sempiterno problema de la escasez (no hay de todo para todos), la cultura del Ganar se ha impuesto cuasidefinitivamente como la solución más competitiva para “obtener algo más” frente a los demás, lo cual viene a determinar desgraciadamente el principal de los frenos a la solidaridad interpersonal.

Si en determinados ámbitos el Ganar responde a la misma esencia de lo que se hace (como lo es en el Deporte de Competición), en otros (como en el Laboral) el Ganar o “Ganar Más” podría ser cuestionado como ejemplo de egoísta y censurable comportamiento, sobre todo cuando lo que se pretende ganar más ya parte de niveles muy superiores a lo normal.

Marta Domínguez siempre nos ha demostrado su obstinado empecinamiento por Ganar y ese indomable espíritu competitivo la ha posicionado como elogiado ejemplo en el que nos debíamos mirar todos (ejemplo ahora desdibujado por la sospecha de juego sucio). Los controladores del espacio aéreo civil español también nos han demostrado que quieren Ganar Más (o lo mismo trabajando menos) y su última reivindicación pública, mal gestionada en una huelga torpe, dañina e improcedente, ha sido pública y privadamente condenada por todos.

En mi opinión y aun a riesgo de ser tildado de extravagancia mental considero que, si fuera probada algún tipo de conducta delictiva en nuestra atleta multicampeona (como la de tantos otros conocidos deportistas cuestionados por lo mismo), esto constituiría mayor motivo para decretar un Estado de Alarma nacional que lo protagonizado por un grupo de desconocidos y adinerados profesionales, pretendidamente exclusivos y radicalmente corporativistas.

Sin duda alguna, el daño a los grandes valores seculares de honestidad, dignidad e integridad personal que son infringidos cada vez que una figura del deporte internacional es descubierta en situaciones irregulares y tramposas es mucho mayor que cualquier reivindicación laboral por muy insostenible que parezca y por más incomodas que sean las consecuencias de sus actos de presión, actos que inevitablemente se diluyen en el tiempo a diferencia de los otros, imborrables por siempre en nuestro pensamiento y lo que todavía es peor, susceptibles de peligrosa imitación por las jóvenes generaciones.

Lo que a mí verdaderamente me instala en un desasosegante “Estado de Alarma” personal es sentir que, en nuestra desvalorizada sociedad actual, paulatinamente los fines van justificando más a los medios en una vorágine erosionadora de esos principios humanos que tantos siglos han costado conformar, que nos definen como especie singular y que solo por Ganar o quizás Ganar Más, algunos nos están queriendo dolorosamente arrebatar… 

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

¿Solo somos lo que Sentimos?

No somos lo que decimos, no somos lo que comemos, no somos lo que vestimos, no somos la casa donde vivimos, no somos los padres ni somos los hijos, no somos lo que soñamos, no somos lo que estudiamos, no somos lo que fuimos, no somos el coche que conducimos, no somos donde trabajamos, no somos esa música que escuchamos, no somos a donde viajamos, no somos de nuestros amigos, no somos lo que seremos, no somos triunfadores ni perdedores, no somos de nuestro club deportivo, no somos espíritus de ningún paraíso, no somos aventureros, no somos compañeros de nuestros compañeros, no somos lo que damos, no somos lo que pedimos, no somos lo que leemos, no somos lo que vemos, no somos lo que olvidamos, no somos nuestros recuerdos, no somos lo que compramos ni lo que vendemos, no somos lo que esperamos, no somos lo que condenamos, no somos lo que defendemos, no somos lo que envidiamos, no somos lo que nos creemos ni en lo que creemos, no somos lo que nos merecemos, no somos lo que ambicionamos, no somos lo que dormimos, no somos lo que amamos, no somos lo que lloramos, no somos ni lo que vivimos…

Todo esto y mucho más, para nosotros, nunca es ni será nada si no somos capaces de sentirlo. Para Ser es necesario Sentir y todo aquello no sentido nunca será como tal reconocido, por lo que… ¡Somos lo que Sentimos! pero también… ¡Somos lo que Pensamos!, porque Sentir sin Pensar lleva a vivir sin el criterio ni la voluntad de lo querido… 

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

¡El mejor Líder-Coach es Henry Fonda!

En los últimos tiempos la figura del “Líder-Coach” viene siendo aceptada en los países más desarrollados como paradigma de la mejor versión en la eficiencia de la gestión directiva, al combinar las tradicionales competencias del “Management” con la necesaria “Inteligencia Emocional” inherente a la práctica del Coaching.

Pero, ¿qué configura la personalidad de un Líder-Coach?, ¿cómo actúa ante situaciones concretas?, ¿cuáles son los resultados que consigue? Podremos describirlo con palabras y solo estaremos repitiendo el discurso formativo tradicional tendente a relacionar repetitivamente todas esas “Habilidades Directivas” que lo definen pero no aportando nada nuevo a lo ya sabido. Por ello, otra forma mucho más efectiva de abordar la figura del Líder-Coach podría partir de mostrar su ejemplar idiosincrasia con imágenes referidas a un caso que se acerque a la realidad, logrando un efecto de impresión mental mucho más explicativo y perdurable en quienes aspiran a mejorar su rendimiento profesional, sea cual sea su nivel de responsabilidad laboral.

La capacitación de los profesionales hacia esta exitosa orientación directiva es ya una realidad en la oferta de las principales Escuelas de Negocios españolas, que han incorporado en sus propuestas formativas cursos, seminarios y talleres de aplicación del Business Coaching a la realidad empresarial y profesional actual.

Desde el año 2000 vengo colaborando como profesor en diversas de estas Escuelas de Negocios (y en alguna Universidad Pública) en donde utilizo con gran éxito la herramienta docente que más las representa: el “Método del Caso”. En concreto, desarrollo mí propuesta formativa para la mejora de las competencias profesionales de mis alumnos inspirándome en la figura del Líder-Coach y escogiendo el mejor Caso que para ello pueda encontrarse: la película dirigida por Sidney Lumet en 1.957 y protagonizada por Henry Fonda, “12 Hombres sin Piedad”.

La estructura de trabajo de mi Taller “12 Hombres sin Piedad: Las Claves del Liderazgo” es muy sencilla y se basa en la visualización secuencializada de la película (315 cortes) para la identificación, por parte de los asistentes, de esas cualidades positivas y negativas (más de 100 son detectadas) que evidencian los personajes y que les llevan a contribuir o no a la resolución de la difícil tarea que tienen encomendada (?). Con ello, busco activar las mentes de los alumnos y fijar en ellos modelos de comportamientos a partir del poder de la imagen en lugar del de la palabra, autocomparándose con lo visualizado y generando un Plan de Acción personal para progresar en sus áreas de mejora.

Pues bien, más de cincuenta años después del estreno de la película, puedo asegurar que lo que personal y profesionalmente caracteriza y encumbra a Davis, el personaje que interpreta Henry Fonda en “12 Hombres sin Piedad”, sigue siendo modelo excelso de comportamiento para todos nosotros y para demostrarlo bien valen las siguientes 10 secuencias (con enlaces a los vídeos), de las innumerables que la película nos regala, detrás de las cuales se evidencian algunas de las principales competencias profesionales que todos debiéramos mejorar…

  1-     Dialogar

  2-     Dudar razonablemente

  3-     Ser empático

  4-     Escuchar activamente

  5-     Usar la templanza

  6-     Manejar la información adecuadamente

  7-     Asumir los errores

  8-     Mostrar interés personal por los miembros del equipo

  9-     No guardar rencor

10-     Gestionar el éxito

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro