¿Hay trabajo en España…?

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Frecuentemente me pregunto si hemos llegado a ese peligroso extremo en donde todos puedan pensar que en España ya no hay trabajo. Si ello fuera así, solo puedo decir que entonces todos viven en un fatal engaño.

Aunque no representa el centro de mi actuación profesional, en ocasiones realizo procesos de selección de personal para mis clientes bajo su petición y cuando la situación lo precisa. En todos indefectiblemente vengo descubriendo que, cada vez más, la valía media de los candidatos excede a los requerimientos de las ofertas de empleo.

La primera explicación a esto podría basarse en la economicista ley de la oferta y demanda: menos ofertas de empleo para más demandantes implica que estos mejoren en sus competencias profesionales. Pues sí, es evidente que hay menos ofertas de empleo y también que la precariedad laboral ha generado legiones tanto de desempleados como de empleados descontentos con su situación profesional.

Por tanto, podemos decir que en España hay más talento que el que pueden absorber las empresas contratantes lo cual, en mi opinión, no debería ser un problema para quien “lo tiene” (el talento) sino todo lo contrario: una oportunidad.

Hace casi dos décadas, trabajando yo por cuenta ajena en diversas entidades financieras, me inquietaban las manifestaciones de algunos de mis clientes que aseguraban que una de las mejores decisiones de su vida había sido la de cambiar el trabajo asalariado por el de cuenta propia. Es evidente que mi perplejidad derivaba tanto por el desconocimiento que tenia de la figura del profesional autónomo como por mi entonces aversión al riesgo laboral. Tras una década de ejercicio libre profesional, ahora yo también me manifiesto en los mismos términos que aquellos clientes “inquietantes”.

Si en la actualidad hay una realidad innegable en España es que no cabemos todos en sus empresas, lo cual no quiere decir que no quepamos todos en su economía, por mas adelgazada que ahora pueda estar. Aceptar esto supone un cambio de paradigma imprescindible para todos aquellos que busquen una mejor solución a su situación profesional.

El último siglo nos ha demostrado que el crecimiento de las economías viene determinado fundamentalmente por el de sus empresas y empresa también es la generada por la actuación profesional de un emprendedor individual. Sin duda, cuantas más iniciativas autónomas recalen en una economía más valor aportarán a esta en forma de generación de nuevas demandas que retroalimenten las nuevas ofertas y así en un bucle sin fin.

Y si todo esto es simplemente así, ¿qué falla…? Pues lo mismo que entonces me falló a mí: la consideración restrictiva y timorata de que el único trabajo que había en España era el que ofertaban sus empresas…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro