El “Contagio”… de un emocional virus que depende de la televisión

Hay un virus que se transmite por la vista y el oído, es el más contagioso y su vacunación depende de los medios de comunicación. Afecta en especial a los humanos, casi sin excepción y sus consecuencias son tan imprevisibles como alejadas de la razón. Para el portador puede llegar a ser mortal, en función de su apasionado grado de implicación. El vehículo ideal de transmisión es la televisión y su nombre es… Emoción.

La Emoción, en general, predispone al contagiado en favor o en contra de alguien o algo de una manera ingobernable, por lo que resulta muy difícil su precaución. Sin embargo, cuando la Emoción lleva a lo mejor, la vacuna debiera quedarse en el cajón.

España entera se ha contagiado de dolorosa Emoción (incluso en grado superior a esa pandemia del Coronavirus que hace cuatro años nos asoló), viendo y escuchando en el televisor los desgarradores testimonios de los afectados por la acción de una desbocada Naturaleza cuyo rostro da miedo, porque al galope está cambiando de color.

Esta Emoción ha disparado la solidaridad nacional como nunca antes nadie conoció. Los formidables acopios de víveres han desbordado los almacenes, sobrepasando cualquier previsión y el voluntariado juvenil ha aparcado su genética indolencia para pasar a una ejemplar acción.

Todos queremos ayudar contagiados de Emoción, pero mucho me temo que cuando este virus desaparezca por el olvido de la televisión, lo hará también nuestra implicación…

“BRUNILDA” (¿Tiene género la violencia?)… Fragmento-11


…Los primeros cuatro años de desafección, oscurecidos por mi desconfiada alarma y una obcecada precaución, me congelaron los sentimientos hasta convertirlos en aquel absorto mecanismo de relojera precisión. Allí desarrollé una capa exterior impermeable a cualquier intento de penetrar en mi interior, a cualquier tipo de conexión. Me convertí en una negra sombra sin cuerpo hermano al que poder asociar una emoción. Aquellos dos golpes sordos permanecieron vivos en mi imaginación, insolentes y presentes, atronando sin interrupción, hormigonando los cimientos de lo que sería poco después una militante animadversión hacia quienes por la fuerza de su fuerza imponían su intención, hacia quienes destruían la dignidad y la vida de millones de mujeres que, como Erda, fueron víctimas conscientes de la más brutal agresión. Así, modelé un fanatismo visceral sin parangón, sola y ajena a las corrientes político-sociales que ya ponían nombre a lo que tiempo después llevaría un siniestro apellido de revolución…

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“Todo a la vez en todas partes”… es irreal

Nada de lo que es muy complejo en esta vida puede tener una resolución instantánea y total, por más que nos empeñemos en desearlo y quererlo demandar. Cada cual tiene la seguridad de saber como resolver los problemas de la humanidad, aun no sabiendo de la misa la mitad. ¡Claro que es lícito opinar!, pero con la prudencia que impone la sensatez y la humildad. Tendemos a simplificar llevados de un conocimiento parcial, lo que por necesidad nos conduce a errar. No obstante, hay ocasiones en las que la tragedia personal justifica (temporalmente) la inevitable subjetividad.

Sin duda, mucho se ha hecho y por desgracia mucho se hará fatal por parte de las distintas administraciones públicas, a las que habrá que exigir su responsabilidad en la gestión de las inundaciones que han asolado nuestro contado y cantado Levante otoñal. Pero hay algo incuestionable por razones de ingobernable extensión de la inusitada calamidad (43% de la superficie de la provincia de Valencia, según la UME): en los dos o tres primeros días de la catástrofe, todo el ejército español junto a otras fuerzas de ámbito estatal, regional y local a la vez no hubieran podido estar en todas partes, si bien es cierto que su rápida presencia habría reducido el desconsolado mal actual…

Re-flexiones… 4.320 (política)

“La aceptación de la opresión por parte del oprimido acaba por ser complicidad; la cobardía es un consentimiento; existe solidaridad y participación vergonzosa entre el gobierno que hace el mal y el pueblo que lo deja hacer”

Victor Hugo

“La vida es bella”… siempre que no sepas la verdad

La enternecedora historia de un inocente niño a quien se pretende ocultar su trágica realidad en un campo de concentración alemán, es el motivo principal del apabullante éxito mundial de “La vida es bella” (R. Benigni-1997), una película que pertenece a la memoria colectiva y nadie puede olvidar. Pero… ¿hubiera tenido sentido esa historia si en lugar de niño fuera un adulto el receptor de aquel paternal silencio de la verdad?

Entre las innumerables consecuencias de la tragedia ocasionada en Valencia por la DANA del pasado 29 de octubre, son los fallecimientos de seres vivos la que reviste de mayor gravedad. No todos los ahogados han aparecido ya, pues todavía hay desaparecidos, cuyo misterioso y cuestionable número se ha tardado una semana en dar. Así las cosas, “La vida es bella” para una ciudadanía que todos los poderes públicos tienen por infantil y por tanto, con necesidad de tutelar…