CINCO AÑOS YA…

Cumplido hoy (que también es sábado) el primer lustro de Marathon-15%, la paradójica coincidencia con la epidemia mundial del Covid-19 me ha recordado el principio existencial que lleva orientando mi biografía desde que entendí la vida como un camino para el que obligatoriamente se requiere el sustento corporal: la salud es lo principal y a incalculable distancia… todo lo demás.

Inmersos todavía en la extraña batalla contra un coronavirus que ha sorprendido a esta sociedad que se creía inmune a las plagas que por los siglos asolaron a la humanidad, uno no sabe bien que pensar: si vivir defendiéndose o atacar. ¿Defender la salud manteniendo lo que hay o luchar por llegarla a mejorar, alcanzando lo que correspondería a otra edad?

Tras casi cinco décadas de consciente militancia deportiva, sin pausa alguna por nada de lo que me hubiera podido pasar, estos extraordinarios dos meses de confinamiento legal imposibilitando el correr me han golpeado en la línea de flotación de mi orgullo físico y mental. El sábado 2 de mayo, como tantos deportistas y aspirantes a serlo, salí a trotar en la confianza de que las dos horas de ejercicio gimnástico diario en mi casa hubieran preservado algo mi estado de forma aeróbica habitual. Pero no. La brutal caída de prestaciones me subrayó que, en el final de mi cincuentena, la naturaleza no perdona unas vacaciones más largas de lo estrictamente necesario para mantener encendido ese vigor que solo la juventud asegura por mandato vital.

Llevo cinco semanas entrenado a fuerza de estupefacción, coraje y dolor intramuscular, pero todavía no me encuentro en el nivel que disfrutaba con anterioridad. Para lograrlo no me bastará con defenderme sino que, una vez más, deberé atacar…

En el límite de mi posibilidad…

Algunos días antes de la fecha fijada (13/06/15) para mi intento de récord mundial de desnivel positivo en maratón (Marathon-15%), un cercano familiar residente en otra ciudad propuso visitarme (alojándose en mi hogar) para acudir a la prueba con la generosa intención de apoyar. Pese a las detalladas explicaciones y el sincero agradecimiento que le quise manifestar, creo que mi prudente negativa le sentó bastante mal.

Este periodo vacacional que acaba de finalizar no ha sido como los demás. La súbita enfermedad de mi madre nos ha requerido un constante esfuerzo de atención y cuidado (incluso nocturno), que ha perjudicado el estricto protocolo de descanso que suelo respetar para asumir la intensa preparación programada en altura que me lleva, como cada año, a completar mi tradicional travesía unipersonal… “Segovia-Bola del Mundo (Alto de Guarramillas)-Segovia”, unos 68 Kms. con pendientes máximas de hasta el 22% que me llegan a marear. A las cuatro semanas de entrenamiento, lo inevitable apareció sin avisar, cayendo en una profunda depresión energética que me obligó a parar pues no era capaz ni de mantener una conversación normal. Al final y no sin la incertidumbre que el deber pendiente siempre nos viene a instalar, logré mi reto estival, con más pena que gloria pero consciente de que su valor era mayor a tenor de la dificultad que suponía dormir poco y mal, algo que para una persona de 58 años es pecado mortal.

Aquel pariente que hace cuatro años en Valencia me quiso visitar, este verano en Segovia parece que comprendió lo que entonces le quise razonar…

(en la fotografía del encabezado, tomada desde el centro de Segovia, se puede apreciar la Bola del Mundo como un lejano punto blanco sobre el perfil de la montaña, justo donde apunta la grúa amarilla que se encuentra al fondo-para ampliar esta foto pulsar… aquí)

Ascendiendo del Alto de Navacerrada a la Bola del Mundo, hacia las 12:00 h. (28/08/19)
En la Bola del Mundo, hacía las 12:30 h. (28/08/19)
Descendiendo de la Bola del Mundo al Alto de Navacerrada, hacia las 12:45 h. (28/08/19)
En la Plaza Mayor de Segovia, hacía las 19:00 h., tras once horas de travesía (28/08/19)

(todas las fotografías anteriores se han realizado deteniendo mi carrera para tomarlas)

CUATRO AÑOS YA…

Hace solo unos días (el pasado 3 de junio) El País publicaba un laudatorio y apocalíptico artículo titulado “La carrera del fin del mundo” (ver aquí), en alusión a la “XVIII maratón Zegama Aizkorri”: un trazado por montaña de los reglamentarios 42,195 km. con desniveles acumulados de 5.472 m. (y no todo “cuesta arriba”, según equivoca puerilmente el periodista y desmiente la ficha técnica oficial de la carrera). Pues bien, dado que la salida y la meta de esta prueba se encuentran en Zegama, lo que se suba se deberá bajar, por lo que no creo equivocarme al calcular en la mitad de los metros acumulados aquellos que corresponden a los ascendidos (2.736 m.), osea, un 43% de los 6.233 m. que conseguí subir, el 13 de junio de 2015, cuando logré la mejor marca mundial de desnivel positivo en maratón.

Si la Zegama Aizkorri es “La carrera del fin del mundo”… ¿cómo hubiera titulado ese periódico a “Marathon-15%“? (noticia solo publicada de haberme llamado yo… Kilian Jornet).

220 claves… y ya no más

Siempre he defendido que en la concreción se encuentra la mejor revelación del conocimiento ordenado y de la divulgación eficaz. La divagación o la repetición son manifestaciones descuidadas de la limitación de ideas y lo que es peor, del engaño propuesto a quien nos viene a leer o escuchar.

Ser concreto no es una cuestión de extensión sino de, en corto o en largo, evitar la repetición de lo dicho ya. Todo discurso reiterado cansa al receptor y desprestigia al emisor, ambos en busca de rentabilizar un tiempo que es lo más valioso que hay. Cuando ya se ha referido lo que se conoce sobre algo, lo mejor es silenciar la voz y dejar que otros se puedan manifestar.

En 2016 escribí… “Marathon-15% / 115 CLAVES DE SUPERACIÓN PERSONAL” y en 2018… “La duda razonable / 105 CLAVES DE LIDERAZGO PERSONAL”. Sobre cómo mejorar ya no sé qué decir más. Por esto, cierro con este díptico una aportación particular que ahora desconozco si tendrá continuidad y que, si en el primer título quiso ejemplificar la superación con la consecución de un récord mundial, en el segundo buscó en el cine clásico la mejor historia de liderazgo que jamás se haya llegado a filmar. En ambos casos he investigado sobre las claves que orientan el rumbo hacia la excelencia vivencial y las 220 publicadas ya no me dan para más…

Antonio J. Alonso Sampedro

Marathon-2.000

Hoy, el calendario me da otra vuelta anual. Desde que nací ya he contado 57 y tal y como van las cosas, no me asustan demasiado las demás. Aunque lo parezca, todavía no son muchas pues (estos días informan los periódicos) en la España actual conviven alrededor de 18.000 personas centenarias. ¡Qué no será en 2061… cuando quizás yo pueda alcanzar esa edad!

Sin llegarlo del todo a planificar, creo que me encuentro inmerso en un sobrevenido experimento vital cuya razón sería demostrar que el adecuado cuidado de la salud, en todos sus órdenes, puede llevar a un estado de forma física similar al de 30 años atrás (precisamente fue a los 27 años cuando establecí mi primer récord mundial). Algo por lo que muchos pagarían lo que ningún científico o médico podría cobrar, pues nadie ha descubierto la fórmula de mantener la juventud interna sin tenerlo que sudar.

Si en 2015 abordé con éxito Marathon-15% (mi segundo récord mundial), en 2016 la subida al Veleta desde Granada y en 2017 una Segovia-Alto de Navacerrada-Segovia, este 2018 conseguí completar un maratón a más de 2.000 m. de altitud constante, realizando 6 ascensos y descensos consecutivos entre el Alto de Navacerrada y el Alto de Guarramillas (La Bola del Mundo), que comenzaron a las 8:25 h. para finalizar a las 16:05 h. del pasado 27 de agosto. Un total de 2.700 m. de desnivel positivo y sus correspondientes de negativo en una jornada con inusual temperatura elevada (25 grados, que allí y en esas fechas son casi 10 más de lo normal), protagonizada por un sol lacerante que me llegó a quemar y casi deshidratar. Pero, como en todos los desafíos anteriores, nada que me comprometiera ninguna constante física esencial. Quienes busquen arruinar la idoneidad de estos retos parapetándose en huidizos argumentos que apuntan a supuestos atentados contra lo que es sano y cabal, yo les diré que nunca me he lesionado ni sufrido contratiempo alguno cardiovascular, pese a superar los 100.000 km. re-corridos en más de cuatro décadas de ejercicio intenso y sin prácticamente parar.

Ante todo, no escribo esto para sacar pecho ni tratar de epatar pues aquellos que hayan leído “Marathon-15% / 115 CLAVES DE SUPERACIÓN PERSONAL” conocerán que físicamente no soy nada mejor que los demás, que solo he actuado diferente a lo que es normal, ese tipo de existencia que tan de moda ahora está y que solo atiende al hedonismo y la comodidad. No olvidemos que un vehículo, cuando falla, se puede cambiar pero una vida no ofrece esa posibilidad.

¿Qué pensarías si os dijese que vuestra biografía, plena y eficaz, puede durar hasta 30 años menos por dejarla indolentemente estropear…?

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

TRES AÑOS YA…

El pasado 13 de junio se cumplió el tercer aniversario de mi empeño por establecer la mejor marca mundial de desnivel positivo en maratón que, tres años después, sigue vigente al no haber constancia de que alguien la haya logrado superar.

El tiempo, inexorable en su caminar, suele regalar perspectivas que al presente le cuesta avizorar, a menos que lo vivido haya sido decidido con anterioridad. Por esto, ahora mismo no podría cambiar ni una sola palabra de “Marathon-15%: 115 CLAVES DE SUPERACIÓN PERSONAL”, el testimonio de una aventura que afronté para confirmar que no hay atajos al esfuerzo cuando se pretende triunfar…

DOS AÑOS YA…

Marathon-15% no es tan solo el relato de una particular historia de más de medio siglo de superación personal sino también la manifestación real de que, en la vida, no hace falta partir de un gran principio para llegar a un gran final. Muchas son las claves que nos pueden llevar a conseguir nuestros deseos y con ellos acercarnos más a ese concepto tan personal y difícil de explicar que es la felicidad, pero entre todas, las 115 que esta obra nos propone son las que mejor describen lo que en nuestra vida es más habitual y a la vez avalan un singular récord mundial…

LO QUE HAY QUE HACER TRAS FINALIZAR

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En “Lo que hay que hacer tras finalizar”, La Crónica 113 de “Marathon-15%: 115 CLAVES DE SUPERACIÓN PERSONAL”, escribía…

“Parece que los gurús del éxito no deben considerar importante tratar lo que conviene hacer después de finalizar un proyecto profesional o personal, a tenor de la poca literatura que a ello y hasta la fecha se ha venido a dedicar. Es como si, una vez cumplido un objetivo, ya está. Y evidentemente no debiera estar puesto que la gestión del resultado es tan o más importante que su consecución, dado que de ello depende la adecuada obtención de su rentabilidad. Así pues, cualquier meta debería incorporar en su plan de acción las actuaciones que procurarán mejorar los beneficios obtenidos tras haberla llegado a conquistar…”

…y por ello, tras la consecución de mi récord mundial el 13 de Junio de 2015 y la publicación del libro en Marzo de 2016 que lo viene a narrar y reflexionar, ejemplificando quise continuar su aliento con esta serie semanal de “Marath-tiones” que han tomado algunas de sus Crónicas como timón para contar más y que hoy llegan serenamente a su final.

A todos los que me han querido acompañar en esta larga aventura deportiva y editorial, mi sentido agradecimiento y para siempre mi amistad…

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Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

Lo que querer hacer o lo que querer ganar

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A las puertas de la Cuarta Revolución Industrial (lo restrictivo de “Industrial” ya no se corresponde con lo que nos va a llegar), cuando estamos dejando atrás este nuevo despertar tecnológico para pasar a un desbocado frenesí de innovación que llevará a un espectacular crecimiento de la productividad sin par en la historia de la humanidad, es tiempo de preguntarse cuál debe ser hoy la orientación en la elección del trabajo de cada cual.

Antes o después, es indudable que las máquinas proveerán de la mayoría de necesidades que son requeridas para vivir con acomodo y dignidad. Entonces, trabajar no será una obligatoriedad, sino una elección que nos brindará la añorada posibilidad de una dedicación en sintonía con nuestros gustos y desarrollo personal. Pero ahora la cosa no es igual y trabajar todavía se impone, para la mayoría, como una carga que no se puede soslayar.

Así las cosas… ¿qué postura tomar?

Considerando la trascendental importancia del trabajo en la vida actual al ser consumidor en tiempo de más de un tercio de nuestra disponibilidad vital, de lo que no hay duda es que la alternativa de esperar resignadamente a la Cuarta Revolución Industrial no parece muy cabal. En la Crónica 35 de “Marathon-15%: 115 CLAVES DE SUPERACIÓN PERSONAL” lo vengo a orientar…

“Sin dudar, considero que una de las disyuntivas que más presente pueda estar en la vida de quien hoy mantiene una actividad laboral es la de buscar un equilibrio entre aquello en lo que le gustaría trabajar y lo que precisa para pagar el coste de una vida que parece cada vez nos insta a gastar más. Partiendo de una realidad que desde siglos es mayoritaria e impone la necesidad de trabajar para ganar y por tanto, considerando que trabajar se configura como una constante que no podemos obviar, es en el ganar donde se esconde la variable que resuelve la ecuación del eterno dilema profesional.

Cuando el ganar se mide como suma de la compensación material pero también de la emocional se abre un nuevo margen de posibilidad, diferente para cada cual, a trabajar más en lo que quiere hacer que en lo que quiere ganar…”

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

EL DINERO, EL TIEMPO Y LA FELICIDAD

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Siempre he considerado que el mejor destino del dinero es la compra del propio tiempo y quien esto lea es muy posible que aquí vea una gran verdad, sin percatarse de la trampa que lleva escondida para la mayoría de la población esta obviedad: para comprar el tiempo se precisa el dinero, pero para obtener ese dinero se exige aquel tiempo del que queríamos disfrutar.

En un reportaje que he leído titulado… “¿Qué nos hace más felices: tener tiempo o dinero?”, se informa de un revelador estudio publicado en la revista Social Psychological and Personality Science en donde el 64% de los encuestados prefieren el dinero al tiempo, si bien los que dicen optar por el tiempo son más felices, lo cual parece un contrasentido pues… ¿que lleva a una mayoría a elegir lo que no le da la felicidad?

¿Por qué cambiar tiempo por dinero si este no asegura el bienestar? Yo creo saberlo explicar: el dinero nunca podrá competir con el tiempo pero solo cuando este lo empleemos satisfactoriamente siguiendo las leyes del aprovechamiento y de la prioridad que contribuyen a nuestra felicidad. De nada vale tener tiempo si nos supone una carga que no sabemos cómo soportar, es decir, si lo tenemos que “matar” porque no lo sabemos llenar. Es entonces cuando, vacíos de todo tipo de actividad placentera, optamos para escapar por dedicarnos a trabajar para ganar.

Así pues, no todo el tiempo es igual pues lo hay atractivo pero también lo hay banal, por lo que el concepto de tiempo no es singular sino plural, tal y como explico en un pasaje de “El tiempo en plural”, la Crónica 41 de ”Marathon-15%: 115 CLAVES DE SUPERACIÓN PERSONAL”…

Considerar que el tiempo es solo una cuestión de longitud vital constituye un pobre reduccionismo a la hora de intentarlo aprovechar, en especial cuando lo pretendemos gestionar exitosamente sin contemplar el resto de sus facetas, que son las que lo convierten en plural.

El tiempo es en singular cuando lo medimos en años, meses, semanas, días, horas, minutos y segundos, pues todos representan fracciones de una dimensión igual. Desde esta visión, la singularidad del tiempo es solo gramatical pues lo medido es todo similar al no distinguir ningún tipo de calidad. Pero si aceptamos que el tiempo es algo más de lo que medimos cuantitativamente y llegamos a valorarlo también por su particularidad, entonces comenzaremos a cualificarlo distinguiendo unos de otros momentos, no en función de su duración sino de su aportación a nuestra felicidad, lo que nos llevará a considerarlo como plural. No será el tiempo sino los tiempos, que vendrán determinados cada cual por su cualidad...

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro