El Coaching y el Camarote de los Hermanos Marx

El camarote de los hermanos Marx

Cuando a una profesión libre le llega ese momento en el que sus integrantes se arremolinan sin orden ni concierto en una suerte de algarabía disonante de multiplicidad de criterio profesional, es que algo pueda estar fallando en su configuración y organización, sea reglamentada o no, pero a la postre disuasoria para quienes con capacitación, honestidad y determinación desean consolidar un futuro profesional que además tiene mucho de contribución social.

Si en 2011 escribía El Coaching y la Ópera, ahora recuerdo nuevamente al género lírico por excelencia aludiendo a la impagable película de los Hermanos Marx… Una noche en la Ópera (1935), cuya escena más famosa (junto a la del Contrato) es la del Camarote, fiel prodigio de una ingeniosa relojería del humor que parece ya no se lleva y cuya universalidad sigue destilando todo tipo de alusiones y comparaciones que la han llevado a ser el referente inmortal del no se cabe jocoso y burlón desde lo atropelladamente absurdo de esa situación.

Hoy, en España, el Coaching se caracteriza por congregar apretujadamente a sus profesionales en un camarote no mayor al de los Marx, en permanente reducción, al que todos pueden entrar, donde ya es muy difícil trabajar y que próximamente pueda llegar a reventar.

En permanente reducción… porque tras siete años de martilleante crisis económica, el mercado de servicios de Coaching ha adelgazado hasta alcanzar una anorexia tal que resulta muy preocupante por ser quizás mucho mayor que la de otros sectores, que gozan de una mejor percepción de necesidad y calidad por parte de quienes los deben contratar.

Al que todos pueden entrar… pues hoy no existen requisitos fiables y unánimemente aceptados de especialización, lo que lleva a configurarse como un sector refugio de tantos profesionales que, en búsqueda de ocupación, deciden ser Coach al igual que también optarían por ser abogados si para ello no se requiriese de titulación y colegiación.

Donde ya es muy difícil trabajar… al quedar esta ocupación altamente perjudicada por la contaminación a que ha llevado la dudosa actuación de quienes, como cuchillo en mantequilla, han irrumpido en una profesión sin atención a ningún criterio deontológico que preserve las buenas prácticas que cimentan la credibilidad de todo sector.

Que próximamente pueda llegar a reventar… si los medios de comunicación, que en los comienzos le prestaron su atención cuando se trataba de una incipiente e ilusionante disciplina, ahora se fijan en el errático rumbo que ha tomado y lo difunden como ejemplo de otra moda que como tantas más, tal como apareció así luego se desvaneció.

Por tanto, todo esto configura un panorama preocupante y desolador cuya solución pasa por muchas vías, aunque en mi opinión es principal la definición por parte de un solo organismo acreditado, independiente y aglutinador, de un marco regulador que, al igual que acontece en otras profesiones liberales, establezca los términos de una actuación que garantice al perceptor del Coaching sobretodo la obligatoria calidad que el pago de sus servicios merece por contraprestación.

Como irónicamente escribió Groucho Marx…El secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio; si puedes simular eso, lo habrás alcanzado

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

27 respuestas a «El Coaching y el Camarote de los Hermanos Marx»

  1. Hola Antonio.

    Gracias por el post, que suscribo casi en su totalidad, y por mojarte en los opiniones sobre la situacion y posibles soluciones.

    Desde la visión de alguien que vive con pasión el coaching aunque solo lleve año y medio ejerciendo, a mí me preocupa más el barco que el camarote. Por seguir con tu analogía, con las asociaciones pasa como con otra famosa cita de Groucho: “Estos son mis principios. Si no les gusta, puedo sacar otros”.

    No obstante, como defensor de los sistemas, sé que el camarote y el barco se autoregulará de una manera y otra. Quedarán los coaches de verdad y esperemos que las federaciones serias se mantengan firmes y sirvan de referencia.

  2. Hola Antonio,

    Muy cierto lo que comentas.. Da la impresión de que la palabra “coach” está comenzando a desvirtuarse en base al masivo y, supongo, poco responsable uso que se está haciendo de ella.

    Pero, como bien dices, creo que es comprensible puesto que todos, en mayor o menor medida, con un poco de experiencia en nuestro área, nos podemos llamar coach… O esa es mi impresión, al menos.

    Saludos,

  3. Hola Alonso, permíteme corregirte, has escrito en la 2da línea “algarabia” y no es así, se escribe “algarabía”.

    Saludos

    1. Enrique, gracias por tu corrección que ya he trasladado al texto. Un Blog alcanza veredadera notoriedad cuando sus lectores suelen señalar errores ortográficos o sintácticos, signo inequívoco de interés y capacitación…

  4. Tengo el caso interesante, en México, que si no fuera por que estas dos personas le quitan el trabajo a verdaderos profesionales, sería divertido.

    Una de estas dos personas se convirtió en COACH por las artes de birlibirloque, y además en certificador,

    Ya con estos nombramientos CERTIFICÓ a la otra persona (su esposa, por cierto), que posteriormente CERTIFICO a su esposo; bonito juego de rebote.

    Esos nombramientos y una gran creatividad para crear una página web lograron desprestigiar, aún más, el coaching.

  5. Comparto toalmente la metáfora porque desde ahce muchos años ya lo vengo advirtiendo. Aunque esto suele ocurrir en todas las profesiones: el tiempo y la calidad es el cedazo en el que se filtran todos los que se apuntan a un bombardeo fácil, y arriba solo quedan a la postre los que verdaderamente han nacido para ser Ccoaches, han estudiado en profundidad para ello, son congruentes con la profesión que ejercen y además la representan con su propia vida, y el resto va desapareciendo poco a poco, como debe de ser.
    “Coaching con caballos” – Coaching Cuántico – Coaching ontológico – Coaching de ventas – Coaching de parejas – Coaching para padres con niños hiperactivos (que no existen, por cierto…)… y como dicen unos amigos míos, doctores por cierto: “tenemos un amigo que se quedó sin trabajo y paso unos meses con una fuerte depresión. Y un día, se levantó y era Coach…”
    Eso lo dice todo. Y yo apostillo: “ahora levantas una piedra y debajo hay cien mil personas que dicen ser coach en algo, por lo que hay ya más coaches que clientes.” La palabra Coaching ha sustituido a culaquier tipo de conocimiento, de terapia, de ayuda, de guía, quizás porque en la crisis de mentalidad e involuciòn que venimos sufriendo desde hace décadas, también se ha perdido la sabiduría, el contacto y respeto con los que más saben, porque tampoco se enseña en las escuelas ni en ninguna parte lo más esencial: el Arte de Vivir. Y por eso la gente necesita a alguien que le diga qué hacer en muchas situaciones para las que no se le ha pereparado ni se le ha ayudado a potenciar sus capacidades y recursos internos. Gracias a lo cual existen los Coaches, menos mal, pero no es oro todo lo que reluce igual que no todo el monte es orégano, y cuando hasta la portera habla de que tiene un coach… mejor dedicarse a otra cosa.
    Lamentable, pero cierto.

  6. Hola Antonio,

    Enhorabuena por tu blog y por tu trayectoria, es impresionante.

    He leído atentamente tu artículo, y felicidades, escribes y te expresas muy bien, y tu post es excelente, pero si me permites, desde mi humildad, me gustaría compartir contigo algunas reflexiones sobre el contenido del artículo, que no acabo de compartir en su mera totalidad.

    Es cierto, hoy la palabra coaching está muy generalizada, hasta el punto que se ha banalizado tanto que muchas personas ya no saben qué es el coaching, ni son conscientes de la potencia y beneficios que sus herramientas pueden aportar a sus vidas. Falta un trabajo de re-invención por parte del coach, pero no su desaparición.

    En verdad, el intrusismo y la banalización es un lastre para cualquier profesión, Antonio, y lo vemos en muchas otras profesiones. Hoy cualquiera con un minicurso en Internet puede ser coach. Y la solución pasa, sí, por dignificar la profesión, colegiarla, y que el profesional busque la excelencia en su labor.

    Hablas de falta de definición de un organismo acreditado, independiente y aglutinador… pero no mencionas la ICF, o por ejemplo, en España, la ASESCO, con código deontológico prácticamente calcado al de la ICF. ¿No te parece la ICF un organismo suficientemente acreditado y aglutinador de las diferentes corrientes del coaching como para poder considerarlo un organismo oficial y fiable?. ¿No te parecen adecuadas y completas las definiciones que dan sobre el coaching estos 2 organismos?. ¿Qué opinas?

    Permíteme que discrepe contigo en el hecho de que se presente un panorama desolador y preocupante entorno a la profesión del coaching. Yo creo todo lo contrario, el coach tiene por delante un mundo lleno de oportunidades, pero eso sí, tendrá que espabilar, adaptarse, y tendrá que aprender a comunicar bien los beneficios del coaching, ser muy ágil con el Marketing Digital, y, por supuesto, tendrá que formarse muchísimo y especializarse en un nicho de mercado muy específico y determinado, y ganarse credibilidad en su área. El mundo no necesita coaches, necesita expertos en determinadas áreas específicas de ayuda con el coaching.

    No compro para nada la opinión de que hay que vaciar el camarote de coaches, para que los que ya existen puedan ganarse bien la vida, lo cual es un enfoque al dinero y no en la vocación en sí. Hay que llenar no uno, sino docenas de camarotes con grandes profesionales (certificados por escuelas acreditadas, ¡por supuesto!) y cambiar las vidas de las personas.

    Creo, Antonio, que solo basta con mirar alrededor, y que mientras haya personas sufriendo por sus relaciones familiares o de pareja, personas desesperadas y sin objetivos, emprendedores potenciales que no emprenden, personas desmotivadas y sin valores, personas que sigan pasándolo mal en las empresas, y empresas sin valores y sin rumbo, el mundo necesitará coaches. Y muchos.

    Un abrazo y enhorabuena!

    1. Pere, gracias por tus generosas e interesantes opiniones.

      Sobre la mayoría de ellas no sería capaz de contestar de forma diferente a lo ya expresado en mi artículo. Incluso algunas me sería imposible pues no coinciden con lo manifestado por mí en él (por ejemplo, no formulo en ningún momento la opinión de que deba vaciarse el camarote de coaches).

      No obstante, te contesto a las preguntas que directamente me formulas referidas a la cuestión del organismo regulador. En mi articulo lo defino como necesariamente “acreditado, independiente y aglutinador”, siendo la Independencia la característica que quizás no cumple ninguna de las tres asociaciones españolas que además no pueden ser Aglutinadoras dado que se encuentran en permanente disociación. De aquí que el panorama no pueda ser esperanzador pues, tras doce años en la profesión, puedo asegurar que las diferencias tienden a aumentar…

      1. Gracias, Antonio, por tu amable respuesta.

        ¡Corage, optimismo y ánimos!. Os corresponde a los veteranos el velar y seguir luchando por esta profesión, y animar a los jóvenes a que pongan toda su excelencia y profesionalidad en ella, puesto que quedan muchas empresas y personas por ayudar en este mundo loco y cambiante.
        ¡Un abrazo!

  7. Estimado Antonio,
    Tu metáfora me genera mucha inquietud. De ella nacen algunas preguntas:
    No será que el giro para cambiar este resultado se encuentre en la mirada del observador? Qué será necesario gatillar o activar para ver más alla de lo obvio, más alla de lo que está pasando? Como se podria hacer de un escenario casi nefasto, con resultados más que adversos, una oportunidad nueva que pueda conducir a un nuevo y auspicioso resultado, antes de una “extinción” de coaches?

    Un abrazo.

  8. Muchas gracias:
    Tienes mucha razón, estamos en un tiempo donde cualquiera que no encuentra que hacer cuelga una placa de coach y se dedica a engañar a los incautos con metodos que mas pertenecen al ramo de las artes adivinatorias que a una práctica basada en experiencias totalmente científicas; por desgracia, los farsantes son comunes a cualquier profesión y muy a menudo cuelgan sus lustrosos diplomas que nada hablan de un buen hacer. De ellos hablo en mi artículo “La fabulas del coaching y otras ciencias motivacionales” en mi blog http://www.rutasdevida.com.
    Por otro lado, pertenecemos a una disciplina en plena formación y por ello ha de contar con las aportaciones de todos para consolidarse, por encima de las estrecheces y limitaciones que supone la rígida perspectiva académica.
    Por ello creo conveniente crear un organismo regulador, claro que si; pero para aglutinar conocimiento y velar por el buen hacer de la profesión sin limitar la adquisición de nueva sabiduría que tanto enriquecen nuestra práctica.

  9. Buena metáfora y buen razonamiento. La titulación y colegiacion no lo resuelven todo; pueden ayudar sin duda. Recuerda que en todas las profesiones que requieren titulación y colegiacion hay buenos y no tan buenos profesionales. Por otra parte las nuevas profesiones plantean algunos retos difíciles de resolver: quien le dio el título al primer aviador, al primer conductor de automóvil, …

    Las crisis obligan a la gente a vivir de lo que puedan. La ignorancia es muy atrevida y sin duda hay personas que piensan que cualquiera puede ser Coach. Posiblemente buscar un término castellano para la profesión ayudaría. Pero no te preocupes el tiempo pone a cada uno en su lugar y los clientes no somos tontos.
    Suerte y paciencia.

  10. Bien Antonio, interesante artículo, buena metáfora. Habrá que empezar a buscar otro nombre (por favor en castellano) para el coaching. Este está reventado.
    Un saludo.

    1. Javier, gracias por tu amable comentario y mucho me temo que la solución no se reduce tanto a un cambio de nominación como a lo que sugiero en mi artículo… “es principal la definición por parte de un organismo acreditado, independiente y aglutinador de un marco regulador que, al igual que acontece en otras profesiones liberales, establezca los términos de una actuación que garantice al perceptor del Coaching sobretodo la obligatoria calidad que el pago de sus servicios merece por contraprestación…”.

    2. Antonio creo que tienes mucha razón pero te veo un poco bajo. Yo soy farmacéutico con OF, y no te puedes imaginar como ha sido afectado este sector, bueno en Valencia seguramente conocerás a muchos que te pueden decir. La intrusión profesional y la falta de verdaderos profesionales siempre ha existido, pero es verdad que en éstos tiempos parece abundar más, la necesidad agudiza la mente, si a esto añades la máxima de GROUCHO, seguro que despejas la ecuación. También tienes que contar con el criterio que hoy en día tiene el común de la gente, no porque sea
      condición humana sino que estamos viendo los resultados que está dando la educación española, seguramente están todos para leer a Balmes y tener criterio.
      Un saludo y anímate, tu está por encima de la media y seguro que te irá todo fenomenalmenrte.

      1. Enrique, gracias por tu comentario y quédate con la tranquilidad de que mi artículo no responde a ningún tipo de desánimo personal sino al interés profesional por explicar de la manera más clara posible una situación y por supuesto, buscar su solución…

  11. Me encanta la metáfora, así como el tratamiento que le has dado.

    Ta vez cuando se sepa lo abarrotado que está el camarote, muchos vayan a otra parte y dejen que los buenos profesionales se muevan cómodamente en él.

    Si por entonces todavía queda camarote, y quedan profesionales.

  12. Totalmente de acuerdo, Antonio.

    Muchas gracias por sacar a la luz esta cuestión que tanto nos concierne en tu blog.

    Para lo que necesites.

    Te mando un saludo.

    Todo lo mejor.

    Paco López.

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