El Coaching en España y su desaparición

mafalda

Cuando a comienzos de siglo me embarqué ilusionadamente en hacer del Coaching mi profesión, nadie podría haberme convencido entonces de que en menos de dos décadas asistiría, tal como nació, a su más que probable desaparición. Hoy todavía no se ha cumplido este plazo pero, de no cambiar significativamente la situación, los años veinte nos llegarán con el recuerdo de un fracaso que, aunque anunciado, ninguno de los que estamos en esto sentirá que remedió.

Lo que comenzó siendo el Coaching ya es otra cuestión y no porque lo diga yo, sino porque a todo aquel a quien ahora le pregunto su opinión sobre lo que representa esta profesión contesta algo así como que se trata de una especie de formación basada en cursos y conferencias divertidas para ser feliz y alcanzar el éxito a partir de la auto-confianza (“eres… el mejor”) y la motivación (“si quieres… puedes”). No hay duda de que, al margen de su primitiva y legítima definición, lamentablemente esto es hoy el Coaching en España porque es lo que considera la población, el cliente potencial que en una economía de mercado es quien paga y por tanto siempre tiene “su razón”.

Así pues, lo que en sus inicios se determinó como una interacción entre dos personas basada en el milenario método socrático (el Coach, utilizando la pregunta como herramienta de trabajo, facilita en el Coachee los procesos de cambio hacia su mejor versión), en la actualidad aparece representada en el imaginario popular como una especie de circo mediático de la formación sobre los fabulosos secretos escondidos que llevan sin esfuerzo y al instante a una vida más fácil y mejor.

Hace unos días me llegó un correo electrónico remitido por Expocoaching (“la feria referente del sector del Coaching”, según se puede leer en su Web) en cuyo asunto se indicaba… “¿Alguna vez has querido escribir un libro?” y que contenía otro ejemplo palmario y desolador de esta situación. Promocionaba sin ningún tipo de pudor el curso de un “Coach” cuyo entrenamiento asegura a cada uno de los asistentes la escritura y publicación de un libro en el plazo récord de sus dos únicos días de duración (hay otro “Coach” menos ambicioso que propone 30 días, lo cual me sigue pareciendo el colmo de la prestidigitación).

Tras año y medio de mi vida dedicado en cuerpo y alma a escribir y publicar “Marathon-15%: 115 CLAVES DE SUPERACIÓN PERSONAL”, no puedo por menos que significar su Crónica 53 titulada “El esfuerzo”, que en uno de sus pasajes justifica el porqué del apocalíptico título de este artículo y mi desconsolada desesperación…

Desde que en sus orígenes el hombre se constituyó como tal, el esfuerzo le ha ido acompañado como una carga necesaria, cuya naturaleza permanece invariante a lo largo de una historia que transcurre desde la lucha por la supervivencia de los comienzos hasta la necesidad de autoafirmación personal en la actualidad. Distintos propósitos pero un mismo mecanismo que los lleva a conquistar: el esfuerzo constantemente presente en nuestra realidad.

Cierto es que por siempre se ha buscado esa piedra filosofal que ahorrase trabajo o mejor todavía, lograse todo sin trabajar. El relato de la humanidad se llena de predicadores de la solución milagrosa que convierte los propósitos en realidad sin mediar otra aplicación que no sea la del simple hecho de querer y desear. Nadie lo ha logrado y por de pronto yo afirmo que nadie lo logrará. Por eso sigo esforzándome, desde luego sin esperar a que nadie me lo venga a solucionar…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

El Showching no es solo cosa del Coaching

El Mundo

El pasado 30/12/14 fue publicado en la edición impresa nacional del diario El Mundo¿Coaching o Showching?, versión reducida de mi artículo homónimo aparecido en este Blog el 05/10/2013 y que me fue solicitada por la periodista de ese popular medio, Rebeca Yanke.

Quiero significar que considero a Rebeca Yanke una persona formal cuyo compromiso inicial por la publicación de este artículo no fue cumplido por razones que con seguridad deberían ser explicadas por alguno de sus superiores.

Es evidente que en este Mundo, el Showching no es solo cosa del Coaching…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

El Coaching y el Camarote de los Hermanos Marx

El camarote de los hermanos Marx

Cuando a una profesión libre le llega ese momento en el que sus integrantes se arremolinan sin orden ni concierto en una suerte de algarabía disonante de multiplicidad de criterio profesional, es que algo pueda estar fallando en su configuración y organización, sea reglamentada o no, pero a la postre disuasoria para quienes con capacitación, honestidad y determinación desean consolidar un futuro profesional que además tiene mucho de contribución social.

Si en 2011 escribía El Coaching y la Ópera, ahora recuerdo nuevamente al género lírico por excelencia aludiendo a la impagable película de los Hermanos Marx… Una noche en la Ópera (1935), cuya escena más famosa (junto a la del Contrato) es la del Camarote, fiel prodigio de una ingeniosa relojería del humor que parece ya no se lleva y cuya universalidad sigue destilando todo tipo de alusiones y comparaciones que la han llevado a ser el referente inmortal del no se cabe jocoso y burlón desde lo atropelladamente absurdo de esa situación.

Hoy, en España, el Coaching se caracteriza por congregar apretujadamente a sus profesionales en un camarote no mayor al de los Marx, en permanente reducción, al que todos pueden entrar, donde ya es muy difícil trabajar y que próximamente pueda llegar a reventar.

En permanente reducción… porque tras siete años de martilleante crisis económica, el mercado de servicios de Coaching ha adelgazado hasta alcanzar una anorexia tal que resulta muy preocupante por ser quizás mucho mayor que la de otros sectores, que gozan de una mejor percepción de necesidad y calidad por parte de quienes los deben contratar.

Al que todos pueden entrar… pues hoy no existen requisitos fiables y unánimemente aceptados de especialización, lo que lleva a configurarse como un sector refugio de tantos profesionales que, en búsqueda de ocupación, deciden ser Coach al igual que también optarían por ser abogados si para ello no se requiriese de titulación y colegiación.

Donde ya es muy difícil trabajar… al quedar esta ocupación altamente perjudicada por la contaminación a que ha llevado la dudosa actuación de quienes, como cuchillo en mantequilla, han irrumpido en una profesión sin atención a ningún criterio deontológico que preserve las buenas prácticas que cimentan la credibilidad de todo sector.

Que próximamente pueda llegar a reventar… si los medios de comunicación, que en los comienzos le prestaron su atención cuando se trataba de una incipiente e ilusionante disciplina, ahora se fijan en el errático rumbo que ha tomado y lo difunden como ejemplo de otra moda que como tantas más, tal como apareció así luego se desvaneció.

Por tanto, todo esto configura un panorama preocupante y desolador cuya solución pasa por muchas vías, aunque en mi opinión es principal la definición por parte de un solo organismo acreditado, independiente y aglutinador, de un marco regulador que, al igual que acontece en otras profesiones liberales, establezca los términos de una actuación que garantice al perceptor del Coaching sobretodo la obligatoria calidad que el pago de sus servicios merece por contraprestación.

Como irónicamente escribió Groucho Marx…El secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio; si puedes simular eso, lo habrás alcanzado

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

El Coach y el Vino

El vino

Sinceramente, después de muchas botellas abiertas, reconozco todavía mi falta de erudición con respecto al vino y finalmente creo que también en cuanto a algo tan endiabladamente complejo como es lo de ser Coach y eso pese a llevar doce años practicando y viviendo de esta sugestiva profesión. Por tanto, empatado en prácticas e ignorancias, estoy en disposición de compararlos sin grave temor a generarles dolorosos agravios comparativos por exceso de conocimiento, que por la ausencia del mismo todo suele tener mejor perdón.

Un Coach es una persona que puede decir que lo es aunque no lo sea, pues en la actualidad no existe ningún órgano regulatorio universalmente aceptado como expendedor oficial de títulos que certifique la idoneidad de un profesional de esta disciplina. Indiscutiblemente, alguien puede ser un buen Coach sin contar con ninguna certificación al igual que le ocurre a muchos buenos vinos desconocidos, que precisan ser probados para así poder ser valorados a menos que vengan recomendados previamente por alguien de confianza y credibilidad que nos ahorre el ensayo y nos garantice la inversión. Análogamente, podemos decir que las referencias profesionales obtenidas por un Coach de sus clientes son su mejor acreditación.

Por otra parte, se tiene constancia de que el vino comenzó a producirse en el Neolítico (alrededor del 6000 a.C.) llegando a ese esplendor, que ya nunca perdería, en la vieja Grecia cuando el poeta Hesíodo (siglo VIII a.C.) glosó el arte de su producción en Los trabajos y los días. Solo dos siglos después sería un filósofo, Sócrates, quien crearía en Atenas la Mayéutica, el método inductivo para la resolución de problemas y la mejora personal basado en la formulación de preguntas en lugar de la traslación directa de respuestas, origen posterior del Coaching. En Grecia y sin ninguno de ellos saberlo, Hesíodo fue el primer enólogo mientras que Sócrates lo fue como Coach.

Además, desde la antigüedad, el vino ha sido adorado tanto como a un dios (Dioniso, Baco, etc.) y en la actualidad no lo es menos pues continúa siendo venerado por muchas religiones, algunas tan cercanas a la cultura occidental como el cristianismo que lo hizo protagonista de la Última Cena con Jesucristo y de toda celebración eucarística posterior. Hoy, algunos Coach mediáticos se proponen al mundo como iluminados mesías salvadores de una sociedad cuyos individuos sería mejor que aprendiesen a pescar en lugar de seguir comprando el pescado que aquellos les malvenden sin ninguna consideración.

También es conocido que la calidad del vino se valora por sus características organolépticas (bouquet, textura, color, cuerpo, olor, aroma, sabor, etc.) que dependerán de la propia uva y de su tratamiento. Ambos a su vez están condicionados por la suma de un conjunto de factores genéticos (vid), ambientales (clima, latitud, altitud, temperatura, luminosidad, etc.) y productivos (agricultura, mezclas, barricas, maduración, etc.), que todos juntos llegan a lograr un único resultado, en muchas ocasiones cdercano a la perfección. Asimismo, para conseguir excelentes resultados, el Coach no lo puede ser solo por un par o tres de buenas competencias adquiridas o desarrolladas, sino que precisará de un extenso abanico de cualidades cognitivas y relacionales que le permitan afrontar la exigente dificultad que supone la interacción efectiva con las personas, sin duda el reto más ambicioso al que se enfrenta todo ser humano cada día en su vida y que especialmente para el Coaching es su única razón.

En conclusión, creo que podemos afirmar que siendo una de las maneras más extendidas y sencillas de clasificación de los vinos la que viene determinada por el periodo de su vida dormida en las barricas (crianza, reserva y gran reserva) y admitiendo que normalmente este gana con los años, tanto así será con el Coach, a quien no le favorece la juventud sino la madurez con retrogusto a sus propias experiencias personales y profesionales para ofrecer su mejor sabor.

Como quiso decir aquel conocido pasodoble: ¡Viva el vino y l@s… Coach!.

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

Los Reyes Magos ya tienen su mala falsificación

El vendedor de humo

Cuando hace algo más de dos mil años, Melchor, Gaspar y Baltasar firmaron en Oriente su primer contrato de trabajo como Reyes Magos, se encontraron solos en el gratificante negocio mundial del reparto de ilusión a los niños de cualquier país y condición. Siglos después y por sorpresa, les apareció un orondo competidor venido del Norte y ataviado con un grueso pijama rojo con blancos ribetes que parecían de algodón, que era experto en el marketing de la televisión y que adoptó diferentes nombres (Papa Noel, San Nicolás, Santa Claus,  etc.) según los países que visitó. La guerra comercial en el mercado de la fantasía y la emoción había comenzado, aunque ninguno de ellos sospechaba entonces que aquella larga y amigable rivalidad derivaría muchos años después en la irrupción de otros competidores que desatarían una agresiva y multitudinaria revolución.

Es bien cierto que cualquier negocio basado en ofrecer al consumidor algo por nada, sino antes si después, estará llamado comercialmente a triunfar pues no es costumbre en las transacciones mercantiles él no cobrar por los productos o servicios propuestos, lo que en definitiva es como regalar sin más contraprestación. Si además el cliente final es tan inocentemente agradecido como lo son los niños, la pervivencia del negocio estará secularmente asegurada con una pequeña excepción que afecta sensiblemente a la cuenta de explotación: ¿quién financiará los juguetes repartidos?

Este problema no pudo tener una mejor solución que la de franquiciar la real compañía nombrando tantos delegados como padres de criaturas hubiere, quienes en pago de sus risas y alegrías sufragarían al contado y sin más discusión los regalos entregados, llegando así a lograr configurar la fórmula mágica que se convirtió en éxito arrollador.

Pero todo éxito nunca es ajeno a su inevitable difusión entre quienes buscan ideas para prosperar y carecen tanto de ellas como del pudor ante la zafia copia de lo que ya tiene un dueño y señor. Para ellos, solo era necesario cambiar algunas de las piezas del triunfal entramado y así reproducir descaradamente un negocio milenario y universal que ha llegado a convertirse en una burla a la razón.

En principio fue necesario abaratar costes, cambiando el producto (los juguetes) por un servicio que ofreciese los mismos anhelantes resultados al consumidor: habría que vender directamente la ilusión. ¿A quién…? Pues a los padres de los niños que, aunque adultos, seguro es que no se resistirían a una mágica propuesta como es la de la consecución del éxito sin esfuerzo (basada en alquimistas recetas cuya argumentación solo tenía amparo en la manipulable emoción). ¿Y quién lo debía financiar? Nadie ejercería de mejor franquiciado pagador que las empresas en donde trabajaban los esperanzados progenitores, siempre en busca de alcanzar un resultado profesional mejor. Y todo ello además, logrando desestacionalizar la facturación.

Se había inventado el Showching (definido en… ¿Coaching o Showching…?) para arrebatarles a los Reyes Magos y a Santa Claus el monopolio de la venta de ilusión en forma de humo envasado en un tarro de cristal cerrado a presión (ver video pinchando en la imagen de encabezamiento de este post).

¿Quién ha sido finalmente el culpable de esta mala falsificación…?

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

¿Coaching o Showching…?

Juegos Reunidos Geyper

Conseguir definir clara y perfiladamente una nueva profesión no es asunto fácil y todavía lo es menos cuando algunos se empeñan sin ningún cuidado ético ni pudor en asociarla con aquello que evidentemente no es. El Coaching hoy en España se ha convertido en un trasunto de Arca de Noé donde parece tener cabida cualquier despropósito con tal de lograr hacer caja sin compasión. La confusión está servida y sus lamentables consecuencias nos las estamos merendando los esforzados profesionales que intentamos vivir deontológicamente de esta disciplina, que ya no la conmoce ni la madre que la parió.

Recientemente en el programa de la 1 de TVE, Comando Actualidad, se han emitido dos reportajes (de minuto 38:35 a minuto 49:21) que patentan esta realidad y no pueden ser más explicativos de esta transmutación. Algunos de mis amigos, tras verlos, me preguntaron si eso es lo que hago en mi trabajo como Coach y yo no pude por menos que tratar de deshacer la equivocación. Desgraciadamente el resto de espectadores seguro asociarán lo visto al Coaching, quedándose erróneamente con esa noción cuando en realidad lo presentado no es más que Showching y francamente, de dudosa condición.

No pretendo definir aquello que otros han sabido explicar antes y mejor que yo, por eso siempre me ha parecido más prudente describir Lo que no es el Coaching en un intento de exclusión de todo lo que ahora se pretende introducir a machamartillo en el cajón de esta profesión. De la multitud de manifestaciones apátridas a la esencia del Coaching, sin duda son esas que se basan en las atrabiliarias y forzadas dinámicas infantilizantes de los participantes (supuestos Coachees) las que son más desnaturalizadas y sonrojantes para quienes seguimos lo que Sócrates nos enseñó.

La explicación a todo ello hay que buscarla en razones presupuestarias y de auto-confusión. Presupuestarias pues el Coaching (que nace como una disciplina cuya dinámica efectiva es uno a uno), ante la situación de dificultad económica que nos contempla, paulatinamente va siendo transitado por algunos avezados vendedores hacia formulas grupales (uno a cinco, a diez, a quince, etc.) que luego derivan peligrosamente hacia los formatos tipo curso (uno a treinta, a cincuenta, a cien, etc.) con objeto de abaratar los costes por persona y así lograr una mejor comercialización. De auto-confusión porque, en un mundo reactivamente instalado en el espectáculo soez y facilón, el show business ya es una religión que profesan quienes necesitan creerse que su mejora profesional y personal pasa por bailar espasmódicamente y gritar estentóreamente en un rito de catarsis grupal que, sinceramente, no les llevará a ningún lugar más allá de un ratito (disfrutado por algunos pero padecido por los más) de Juegos Reunidos Geyper de salón.

Todo proceso de facilitación del cambio personal hacia la excelencia (Coaching), debido a su consustancial y tremenda complejidad, no podrá nunca reducirse a pizpiretos juegos de salón y quien ello proponga tendrá tanta responsabilidad en el engaño como quien lo acepte soñando siempre en circenses fórmulas malabares (Showching) que le curen todos sus males en jornadas de estafada esperanza y fugaz ilusión…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

Lo que no es el Coaching

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¿Alguien sabe lo que es el Coaching? Seguro que ya son muchos, pero la falta actual de unanimidad en su definición lleva más a la confusión que a la necesaria identificación y concreción de una disciplina que, de tanto enriquecerse con nuevas tendencias y acepciones, sufre el peligro de desdibujarse para perderse en la indefinición más total.

Al Coaching le ocurre lo mismo que al embudo cuando vertemos mucha agua y este no da abasto para evacuarla, desbordándose por su boca. No todo puede ser Coaching, por más que algunos pretendan aprovechar el estado actual de relativa notoriedad mediática de esta especialidad para formular su propia definición que, claro está, siempre suele ser afín a sus más directos intereses profesionales y a su capacidad.

En consecuencia, no seré yo quien proponga una nueva descripción reproduciendo nuevamente lo anteriormente censurado, por lo que me limitaré a señalar aquello que, en mi opinión, no es el Coaching y nadie debería aceptar…

-Coaching no es Formación, pues esta se distingue por trasladar saberes y aquel solo busca el cómo aprovecharlos (el Coaching comienza donde la Formación viene a terminar).

-Coaching no es Mentoría, pues huye del consejo normativo para encontrar la cuestión que ayude a reflexionar.

-Coaching no es Consultoría, pues frente a la aportación ajena de soluciones defiende que estas se tienen que buscar.

-Coaching no es Psicología, pues lejos de ser una ciencia que estudia la conducta y el comportamiento humano solo es una metodología que ayuda a cambiar.

-Coaching no es Psiquiatría, pues lo que todo enfermo mental necesita es un medico y no un Coach.

-Coaching no es Filosofía, pues las teorías sobre el sentido de la vida son necesarias pero de nada sirven si no se llegan a practicar.

-Coaching no es Esoterismo, pues lo aleatorio, misterioso e iniciático no se lleva muy bien con el necesario orden y sentido común que debe ser consustancial a la práctica del Coaching procedimental.

-Coaching no es dictar Conferencias y Seminarios sobre Desarrollo Personal, pues esto siempre se acercará más a la Formación y no a la interacción personal entre dos personas sin más.

-Coaching no es impartir Clases de Coaching, es decir, formación para futuros Coach.

-Coaching no es Escribir Libros y Artículos, pues nada de lo que se pretenda publicar (por muy acertado que sea) podrá nunca competir con un diálogo biunívoco y presencial.

-Coaching no es Auto-Coaching, pues ocurre lo mismo que con el tenis, deporte que en solitario no se puede jugar.

-Coaching no es Tele-Coaching, aunque algunos lo utilicen para vender en cualquier lugar.

-Coaching no es Mejora Profesional y Personal, pues estos son los destinos a alcanzar siendo el camino el que el Coaching se encarga de facilitar.

-Coaching no es una Moda, pues su vigencia desde hace décadas en los países desarrollados donde nació garantiza su perdurabilidad y progresiva implantación internacional.

-Coaching no es el Arte de Preguntar sin más, pues en algunas ocasiones también son necesarias las respuestas del Coach.

-Coaching no es Complicación, pues toda tendencia que no busque la sencillez estará condenada a fracasar.

-Coaching no es otra Salida Profesional más, pues pese a la práctica inexistencia actual de barreras de entrada todavía lo son menos las de salida, de no entender que para ser un buen Coach mañana hay que ser hoy un excelente Comercial.

-Coaching no es mi Profesión, pues es algo más que trasciende el puro concepto laboral…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

El negocio del Coaching hoy en España



La realidad del ejercicio del Coaching como profesión en la España actual viene determinada por la depresiva y persistente situación económica que condiciona negativamente el crecimiento de un mercado que, cuando nació allá por los primeros años del presente siglo, se prometía muy esperanzador.

Desde hace más de tres años, la obligada priorización que en el gasto de particulares y empresas es santo y seña de sus preocupaciones diarias, ha relegado a la subsidiariedad todo dispendio en aquello que no es percibido como de primera necesidad. Y por ello, desgraciadamente desde sus recientes inicios, al Coaching en España no le ha dado tiempo a reivindicarse en todo lo que vale y puede aportar a la satisfacción de personas y organizaciones.

Esta situación puede resumirse de forma muy sencilla afirmando que todavía no existe una clara y generalizada percepción de necesidad de servicios de Coaching por lo que podríamos concluir que, pese a las animosas y dudosamente representativas encuestas que de tanto en tanto aparecen, hoy en día no hay un Mercado de Coaching como tal pues todavía no se evidencia una “demanda natural” significativa (la que se genera espontáneamente desde el comprador), al ser la actualmente existente casi siempre inducida a partir de la proactiva gestión comercial de los esforzados profesionales del sector que intentan vivir dignamente de esta apasionante actividad.

Y si de profesionales hablamos, otro hecho indudable es el de la atomización del colectivo, configurado exclusivamente por coaches autónomos que trabajan bien por cuenta propia los más o alquilando sus servicios a grandes consultoras generalistas (con un mayor poder de venta cruzada) y cuyas ilusiones de desarrollo de negocio constituyendo despachos profesionales especializados en Coaching que amplíen la escala del mismo parecen ahora de muy difícil materialización.

De otra parte, el creciente incremento de la disponibilidad laboral de muchos profesionales de valor al encontrarse sorpresivamente en el mercado de la búsqueda de empleo unido a las casi inexistentes barreras de entrada al ejercicio de la profesión de Coach, han llenado las aulas de las Escuelas de Coaching de aspirantes a encontrar como Coach Profesional un destino laboral a su futuro, configurando una paradoja que ahora bien podría rivalizar en sinsentido con la de las Escuelas de Arquitectura.

De entre todas, una solución a esta difícil situación pasa, como en todos los colectivos profesionales, por conseguir una creciente representatividad social a partir de los impulsos de un órgano asociativo fuerte y único que difunda, promueva y defienda los intereses de la profesión. Todo lo contrario a lo que desde hace más de diez años sucede en España, donde son varias las Asociaciones que agotan sus fuerzas en una batalla fratricida por conseguir un protagonismo nacional que actualmente nadie tiene.

El Coaching, es evidente que por méritos propios, no es una moda al uso sino una digna disciplina profesional que está ayudando a muchas personas y empresas a mejorar sus resultados y por tanto, ser más felices y rentables. Trabajar por todo ello desde el conocimiento de la compleja realidad que nos contempla, me sigue mereciendo mucho la pena… 

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

El Coaching y la Ópera

curso-opera.jpgTres meses después de su esperado comienzo, acabo de finalizar con gran satisfacción “Historia y Apreciación de la Ópera”, el emocionante y revelador curso impartido con sentido y sensibilidad por el erudito profesor Gabriel Menéndez Torrellas que me ha permitido, sobre todo, abrir de nuevo mis perspectivas musicales hacia los desacostumbrados e inexplorados terrenos del a-condicionamiento mental y el des-prejuicio estético.

Si muchos eran los aspectos interesantes que inicialmente planteaba esta propuesta formativa, uno de los principales sin duda para mí radicaba en el hecho de que el musical paseo histórico propuesto irremediablemente abocaría al siglo XX, centuria a la que operísticamente todavía no he llegado pues confieso públicamente que apenas he logrado rebasar conceptualmente el XIX. Mi venerado Wagner y poco más se ha configurado en mí caso como barrera infranqueable desde hace ya algunos años, realidad de la que sinceramente no puedo enorgullecerme si lo que pretendo es evolucionar estilísticamente para no desaprovechar lo que me resta por disfrutar de lo que me queda por conocer.

Si hay un principio que respeto, albergo y defiendo de los hechos artísticos (música, pintura, escultura, literatura, danza, cinematografía, etc.) desde hace muchos años es aquel que proclama que la calidad de toda obra de arte no puede medirse sólo y simplemente en función del agrado que nos produzca, pues el buen gusto requiere siempre de la comprensión y esta del conocimiento a partir de su formación. Llegados aquí es cuando entonces podrá reinar soberanamente la capacidad de juicio, interpretación y elección, prevaleciendo por tanto así la sabia humildad del ilustrado frente a la analfabeta soberbia del ignorante (asegurar que un cuadro de Miró podría ser pintado por cualquier niño es la mayor demostración de arrogancia y miopía cultural que pueda exhibirse).

Los más de 400 años transcurridos desde el nacimiento de la Ópera con L´Euridice (1.600) de Jacobo Peri y L´Orfeo (1.607) de Claudio Monteverdi no deberíamos permitir se reduzcan solo a 300, por mucho que nos empeñemos en condenar los últimos y evidentemente más exigentes 100. Siglo sin duda formalmente inclasificable por su empeño en romper con todas las reglas y condicionamientos musicales precedentes en beneficio de una total libertad creativa, aun a disgusto de la mayoría de su escéptico público contemporáneo.

¿Por qué me sigue apasionando visceralmente la Ópera tras 30 años de rendida afición…? (ver… Music-tiones). Pues, entre tantas otras profundas emociones por ella provocadas, porque esconde sorpresas que todavía no he logrado descubrir y que me plantean un futuro pleno de estimuladores retos sensoriales hacia la superación. Superación que solo conseguiré si soy capaz de movilizar sin prejuicios mis propios paradigmas, desposicionándome musicalmente de mi actual y con seguridad falsamente confortable ubicación.

interrogante.jpgAbordar nuestra presente realidad desde la sincera asunción de la posible caducidad de muchos de nuestros planteamientos vitales es el punto de partida del Coaching, que huye de los maximalismos inmovilistas para buscar la inteligente agilidad de quienes apuestan por la aventura del cambio como frontera hacia lo mejor.

El Coaching como herramienta de desarrollo humano integral es imbatible frente a otras disciplinas de mejoramiento personal y profesional si no es traicionado uno de sus predicamentos troncales: el “desposicionamiento”. O lo que es lo mismo, el necesario ejercicio de movimiento continuo para lograr salir de la muchas veces narcotizante y equívoca zona de comodidad vital que fácilmente nos construimos y en la que nos solemos instalar.

Si admitimos que las soluciones a nuestros problemas se encuentran preferentemente en cada cual y no necesariamente en los demás o lo demás, cada uno podrá optar a ellas solo si es capaz de no renunciar a observar su vida desde todas las perspectivas posibles, aquellas que le permitan llegar a descubrir las caras más ocultas de su Razón y de su Emoción.

Razón en la que se apoya el Coaching para también contribuir a facilitar, a quien con valentía e ilusión se lo proponga, recorrer el apasionante camino para encontrar en la Ópera Contemporánea toda su Emoción…

 

Saludos de Antonio J. Alonso

Mi Pregunta más Poderosa

Soy de los que piensan que una pregunta siempre vale más que mil respuestas pues, estas, realmente solo lo son si antes se formula aquella. Además, la pregunta abre los caminos que las respuestas tienden a cerrar. Preguntarse por todo lo que es y debe ser de nuestro interés es la mejor forma de sabiduría pues saber no es aceptar, almacenar y detenerse, sino cuestionar, aligerar y avanzar.

El conocimiento humano necesita de la pregunta que, como el disparo de un arcabuz, se expande en todas sus posibilidades de contestación para ofrecernos la oportunidad de poder elegir la respuesta más nos pueda interesar. Si entender lo que nos rodea es necesario, entendernos a nosotros mismos es imprescindible y anterior. Todo proceso de conocimiento comienza desde el yo (por ser lo más próximo) y continua necesariamente hacia el ello, en un recorrido eternamente circular.

Pero para conocerse bien es conveniente no aceptarse totalmente, evitando así el peligro de dar por cerrada una realidad personal (la actual) que siempre puede ser susceptible de mejorar si evitamos la autocomplacencia y la resignación vital. Cuestionar constantemente nuestro caminar nos puede llenar de inquietud, esa que paradójicamente siempre es necesaria para movernos a cambiar a otra ruta que nos permita avanzar más.

En mi trabajo como Coach utilizo mayoritariamente la pregunta como recurso movilizador de las conciencias y espejo reflectante de las idiosincrasias para conseguir los objetivos deseados. Preguntar no es difícil, aunque hacerlo atinadamente para acertar en la diana racional y emocional de cada cual representa el reto más importante de quienes nos dedicamos a esta actividad.

Mi experiencia me ha permitido llegar a manejar una numerosa colección de Preguntas Poderosas (así se las llama en Coaching) que utilizo predeterminadamente con quien y cuando conviene. De todas ellas, si desgraciadamente tuviera que elegir solo una como la más incisiva, holística, movilizadora, comprometedora y desencadenante de reflexiones vitales, seria esta:

Elige solo tres palabras que definan exactamente (cada una de ellas), como ha sido tu vida pasada…, como es la presente… y cómo será la futura…

De las respuestas depende el futuro de cada cual… 

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro