Del querer Tener al querer Ser

A mis 48 años ya he comprendido algunas cosas de la vida, aunque todavía me faltan muchas, muchas más por averiguar. Este camino no se terminará nunca, afortunadamente para mi declarada aversión al aburrimiento que genera la falta de curiosidad.

En mi opinión, el tránsito hacia la equilibrada madurez que toda persona debiera recorrer viene caracterizado por el progresivo abandono de la necesidad del Tener para centrarse en el Ser, en un viaje de vuelta hacia la esencia de la propia personalidad.

Si nacemos siendo, al punto se inicia un camino que viene caracterizado por un ingobernable instinto por Tener: nacemos llorando pues es la forma de exigirlo todo, en la consideración de que ese todo nos pertenece por el mismo hecho de nacer. Pero pronto este espejismo irá difuminándose paulatinamente pues lo que nos encontraremos después nos recordará que vivimos en un mundo transaccional en donde para Tener siempre deberemos compensar, pagando con nuestro dinero o con nuestro tiempo, ambas monedas del comercio vital.

Si Tener exige siempre un pago, Tener mucho implicará pagar mucho más, lo que nos obligará a utilizar mucho dinero que, de no tenerlo, deberemos conseguir destinando mucho tiempo a trabajar. Utilizar mucho tiempo para obtener mucho dinero determinará que aquello que podamos conseguir con él no lo podamos disfrutar, por no contar con el tiempo suficiente para poderlo usar.

A este disparatado bucle sin fin en el que se ha convertido la vida de los habitantes de los países desarrollados y que a todos nos tiene secuestrados, solo le veo una única solución: cambiar nuestra natural orientación vital del Tener por otra que no nos obligue al mencionado pago transaccional.

¿Qué es lo único que no necesitamos comprar pues ya lo tenemos y en lo que nos merece mucho la pena invertir para mejorar? Pues a nosotros mismos. Todos nacemos con un único patrimonio existencial que es nuestra propia identidad personal, que deberemos configurar para llegar a convertirnos en aquel o aquella que deseamos Ser y no en quien impone la sociedad.

Querer Ser no necesita de ningún pago dinerario pues se ampara en el deseo de crecimiento y desarrollo personal, algo sin duda mucho mas recompensador que todos los bienes materiales que podamos coleccionar a lo largo de una vida y que nunca verdaderamente nos pertenecerán…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

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