La Pre-Disposición

Esta mañana de sábado, como tantos otros, he salido en moto con mi viejo grupo de amigos motoristas.

Las predicciones metereológicas indicaban que nos encontraríamos cielos nubosos pero sin riesgo de lluvia. Nada mas salir de Valencia, el diluvio y a detenernos de inmediato en una gasolinera para decidir si continuar o no.

No es la primera vez que nos encontramos conduciendo bajo la lluvia en ruta, pero nuestra forma de afrontar esta dificultad siempre es muy diferente en función de haber contado con esa posibilidad antes de salir o no.

Hoy hemos decidido volver a Valencia porque nuestra predisposición no era la adecuada para esta situación, tras una semana de radiante sol primaveral.

La “Pre-Disposición” no es más que la actitud que, en ocasiones, previamente adoptamos para afrontar una situación. Lo importante de la predisposición es que debemos generarla con anterioridad al hecho que tenemos que abordar. De no ser así, solo se trataría de “disposición”, cuya efectividad ante la dificultad siempre es menor pues crea desconcierto y obliga a la improvisación.

Para todo, pero sobretodo en aquellas circunstancias de la vida que puedan suponer una mayor dificultad de resolución, yo recomiendo crear siempre una “pre-disposición” positiva como mejor gestor de la situación y garante del éxito final.

Con predisposición, hoy hubieramos continuado hasta el destino fijado: una deliciosa paella en Parcent, que dejaremos para la semana que viene…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

¡Convierte tus Deseos en Objetivos!

Esta tarde, impartiendo mi Taller “12 Hombres sin Piedad: Las Claves del Liderazgo” a los alumnos del MBA de ESIC, hemos debatido sobre la conveniencia de fijarse Objetivos (profesionales y personales) como condición impresindible para así poder llegar más rápidamente a aquello que queremos alcanzar o a lo que nos gustaría ser.

Y al hablar de “Objetivos” me estoy refieriendo a los “Deseos” puestos por escrito, pues todos sabemos que a nadie le faltan los Deseos pero todos desconocemos cúales son nuestros Objetivos.

La necesidad de escribir nuestros Deseos estriba en la obligatoriedad de concretarlos para poder hacerlos realidad. Los Deseos suelen corresponder a manifestaciones mentales de anhelos que, en la mayoría de los casos, poco tienen de concretos. La dificultad de llevar a cabo algo inconcreto es lo que nos recomienda especificarlo y no hay mejor herramienta de perfilado que la escritura, pues nos obliga a poner en forma de código específico lo que no lo es tanto dentro de nuestra mente.

Efectivamente, la escritura nos conduce a re-pensar aquello que en nuestra mente flota de una manera caprichosa y convertirlo en una posibilidad. Además, la escritura nos compromete con nosotros mismos y ejerce de testigo mudo de nuestros intereses, recordandonos sin descanso el destino que hemos elegido…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

De la Motivación a la Auto-Motivación: El Éxito del Líder-Coach

Si me preguntaran sobre cuál es el rasgo que, de forma más importante, condiciona el rendimiento profesional de un directivo, no tendría muchas dudas en asegurar que es el de su Auto-Motivación. Si me preguntaran sobre cuál es el modelo de comportamiento que mejores resultados ofrece a un directivo para maximizar el rendimiento de su equipo de trabajo, tampoco vacilaría en afirmar que es el del Líder-Coach.

Y ¿qué relación hay entre la Auto-Motivación y el Líder-Coach? Este precisamente es el núcleo fundamental de la presente reflexión, que pretende desarrollar de forma razonada mi convicción sobre las fuerzas y los desarrollos que mueven a las personas a conseguir resultados positivos tanto para sí mismos como para las organizaciones donde trabajan.

Podemos comenzar acercándonos al concepto de Motivación que, según los diccionarios, significa:

– Conjunto de los elementos o factores (necesidades fisiológicas o psíquicas, pulsiones inconscientes, valores y modelos sociales interiorizados, etc.) que determinan dinámicamente la conducta del individuo activándola y dirigiéndola hacia un determinado objetivo

Por tanto, no cabe ninguna duda de que al hablar de Motivación lo hacemos sobre todo aquello que nos impulsa a conseguir algo que nos interesa de una forma dinámica y activa. Sin embargo la Motivación, tal y como la definimos muchos Coach, también podría explicarse practicando este sencillo juego de palabras:

-Motivación = Motivo + Acción

Es decir, no existe Motivación sin la identificación de un Motivo (Destino) que sea alcanzado a partir de la Acción (Recorrido). La Motivación es la fuerza que nos impulsa a ascender hasta el final de una escalera (Meta), subiendo cada uno de sus escalones (Acciones). En el corazón mas interno del impulso de las personas siempre se encuentran los anhelos y las esperanzas, los deseos y las ambiciones, los retos y los sueños. Y todo ello, requiere de movimiento para lograrlo.

Por tanto, no se puede progresar sin Motivación, al igual que sin progreso tampoco puede haber Motivación. Se trata de un proceso en bucle sin fin que se auto-alimenta constantemente. Esta relación biunívoca es la que esconde el secreto de la explicación de nuestras desilusiones vitales y la frustración que tantas veces puede acompañarnos cuando no logramos nuestros propósitos.

Admitiendo cuanto hasta ahora se ha indicado, no parece muy difícil concluir que la llave de la Motivación personal es propiedad de cada uno de nosotros, porque solo uno mismo conoce cuáles son sus Motivos que le llevan a la Acción. En efecto, parecería descabellado contemplar la posibilidad de que los intereses particulares fueran mejor conocidos por un extraño que por uno mismo, cuando estos precisamente son cada vez mas privados en los entornos sociales actuales, tan individualizados y faltos de comunicación.

Y ello porque:

-¡El motivo más importante para la Motivación es uno mismo!

En definitiva, la Motivación es un hecho personal, auto-generado desde el propio interesado y difícilmente transmisible. Por tanto, la Motivación real, la verdaderamente efectiva, se llama Auto-Motivación.

Aceptando esta hipótesis, el camino que nos lleva a percibir la gran dificultad que existe a la hora de intentar motivar a los demás es bien corto. El proceso de Motivación parece ser tan propio que se me antoja difícil pueda venir dirigido desde fuera de uno mismo:

-¡No se puede Motivar!

Desde luego, entiendo que lo concluyente de esta afirmación pueda desconcertar por lo que tiene de oposición a toda la tradición del Management moderno, que impulsa la actuación motivadora de los directivos hacia sus equipos como fuente de consecución de excelentes resultados.

Pues bien, es precisamente en esta consideración donde radica el foco de los desencantos de tantos y tantos profesionales con responsabilidades directivas que se encuentran incapaces de motivar a su equipo, dando por imposible un empeño en el que creen pero que nunca consiguen.

Si realizamos un pequeño ejercicio de memoria, cada uno de nosotros puede reunir numerosos casos y ejemplos (tanto propios como de conocidos) de situaciones profesionales donde los integrantes de un equipo de trabajo asisten a él faltos de compromiso con los objetivos y los resultados marcados por su líder, quien ya ha claudicado a la posibilidad de contar con colaboradores motivados. La historia siempre es la misma: comienzos de ilusión que se convierten rápidamente en largas etapas de desencanto y resignación.

Y todo, en mi opinión, por elegir el camino equivocado para el estímulo laboral de nuestros colaboradores: el de la Motivación.  Mi propuesta es otra bien distinta y se fundamenta en la siguiente aseveración:

-¡Solo se puede inducir a la Auto-Motivación!

A partir de aquí, lógicamente, se nos abre un amplio abanico de preguntas que pueden confluir en una sola: ¿Cómo se induce a la Auto-Motivación?

Para tratar de responder a ello, no tengo más remedio que traer a este artículo la disciplina a la que me dedico profesionalmente y que desde hace más de dos décadas está triunfando en el mundo desarrollado y en España, comienza a ofrecer sus primeros éxitos aplaudidos por todos: el Coaching.

– El Coaching es un proceso de cambio hacia la mejora de los resultados personales y profesionales basado en el método socrático y amparado en el entrenamiento

Veamos que significa detalladamente esta definición:

– Es un proceso, dado que requiere de un tiempo necesario para su desarrollo (mayor o menor, dependiendo de las expectativas de cada persona).

– Busca el cambio en la persona, porque si seguimos haciendo lo mismo obtendremos los mismos resultados.

– Tiene por objetivo la mejora de los resultados personales y profesionales, pues ambos van íntimamente ligados.

– Está basado en el método socrático, que defiende la auto-generación como fuente de saber y progreso (No puedo enseñar, solo invitar a que aprendan por sí mismos).

– Se desarrolla a partir del entrenamiento del participante o Coachee, quien a partir del proceso científico de prueba y error y con la guía de un Coach o entrenador, se embarca en la mejora de sus resultados personales y profesionales.

Aceptado que, en los albores del siglo XXI, el indiscutible y principal factor crítico de éxito de las empresas que actúan en mercados competitivos es el Capital Humano, el Coaching es la herramienta que mejor se adapta a sus objetivos de desarrollo y optimización del rendimiento.

El Coaching consigue poner en valor todos los conocimientos y experiencia de cada persona para obtener su máximo rendimiento personal y profesional, contribuyendo al desarrollo del Capital Humano de las empresas y configurando equipos de alto rendimiento que sean capaces de distinguir a su organización de las demás.

Las modalidades de aplicación del Coaching en las empresas pueden ser muy variadas, pero una primera diferenciación atendería al origen de su facilitación: externo o interno. Del primero (protagonizado por un Coach profesional) no me ocuparé en este artículo, pero si del segundo, cuando los encargados de facilitar Coaching son los propios líderes de la empresa.

Y es aquí donde nace la figura del Líder-Coach (basada en la credibilidad ganada) como contraposición a la del Líder-Jefe (basada en la autoridad impuesta), predominante todavía hoy en día en nuestro entorno empresarial español (si bien se observa un progresivo cambio en la tendencia de comportamientos).

Pues bien, de entre todas las características que perfilan la figura del Líder-Coach, sin duda una de las más importantes es la de contribuir a la Motivación de sus colaboradores, o mejor dicho, inducir a su Auto-Motivación, el verdadero eje de la transmisión del motor hacia el éxito empresarial.  Pero, ¿cómo induce un Líder-Coach a la Auto-Motivación?

Desde luego, no pueden existir reglas estrictas y concretas para explicar este proceso si lo abordamos desde la perspectiva del Coaching, tan alejado al normativismo generalista y tan amigo de las soluciones especificas para cada situación. Sin embargo, si podemos orientar la actuación del Líder-Coach como inductor a la Auto-Motivación de sus colaboradores, cuando es capaz de manejar con acierto los 5 Factores Internos que la generan:

1- La Auto-Estima o esa valoración positiva que toda persona debe albergar de sí misma y que la consolida para abordar nuevos retos con añadidas garantías de éxito.

2- La Auto-Confianza, consecuencia de la anterior, que incrementa la seguridad en sí mismo y se ampara en los pequeños éxitos conseguidos.

3- La Auto-Gestión, alcanzada cuando el individuo es capaz de actuar sin ninguna supervisión, ni necesario estímulo externo alguno.

4- La Auto-Sugestión o mecanismo de generación constante de emociones positivas que llevan al optimismo y la esperanza.

5- La Auto-Realización, basada en el progresivo cumplimiento de nuestros deseos y objetivos.

Hay que destacar que la labor de un Líder-Coach como inductor a la Auto-Motivación de sus colaboradores nunca será posible si no es capaz de Auto-Motivarse por sí mismo y para él y todos los lectores de este artículo, estas son mis últimas recomendaciones:

1- Comenzar bien el día, tratando de organizar y allanar convenientemente nuestras primeras tareas de la jornada para que no puedan ser fruto de enfados y malhumores que hipotequen el resto de nuestras actividades.

2- Evitar condicionarse por la climatología, ajena siempre a nuestra voluntad y por tanto, caprichosa y variable (después de la lluvia, siempre sale el sol).

3- Sonreír antes de llegar al trabajo, propiciando el optimismo por anticipado y llenado nuestro depósito de la energía más poderosa que podemos encontrar: el buen humor.

4- Positivar el dialogo interior, huyendo de los pensamientos derrotistas y negativos que, como en una espiral descendente, nos hunden hacia la frustración y el desencanto.

5- Fomentar las actividades extra-profesionales, añadiendo más patas a nuestra silla vital y evitando el riesgo de caída segura por la quiebra de una de ellas.

6- Acercarse a la gente positiva y huir de la negativa, buscando la energía de aquellos que la destilan y preservándose de aquellos que la destruyen.

7- Enfocar los fracasos como una oportunidad hacia el futuro, aprendiendo de los errores, ganando experiencia y tolerando los reveses de la vida con espíritu deportivo.

8- Apoyarse más en la reafirmación interna que en la externa, considerando que los ánimos de los demás no necesariamente llegan cuando son más convenientes, por lo que un cierto grado de independencia positivista orienta mejor nuestro camino hacia adelante.

9- Fijarse metas concretas y realistas y perseverar en su consecución, porque solo aquello que está bien definido es susceptible de generar el esfuerzo necesario para perseguirlo sin interrupción.

10- Ser el protagonista de nuestra propia vida, decidiendo en cada momento los destinos que queremos alcanzar y planificando razonadamente los caminos que a ellos nos llevarán.

En el difícil camino del liderazgo de equipos, no quisiera finalizar estas reflexiones sin traer a estas líneas una célebre frase de Marco Aurelio que resume la esencia del espíritu del Líder-Coach en el difícil pero estimulante empeño de conseguir la Auto-Motivación propia y la de su equipo de colaboradores:

– SERENIDAD para aceptar lo que no podemos lograr, FORTALEZA para perseguir lo que si podemos y SABIDURÍA para distinguir entre los dos…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

¡Comerse un Elefante!

Comerse un elefante

¿Quién no ha pretendido, en algún momento de su vida, comerse un Elefante? ¿Y por que no ha podido? ¿Cuáles son las consecuencias de la presumible indigestión? ¿Volveremos a intentarlo?  La vida de las personas esta llena de deseos e ilusiones, tantas como el largo de vista de cada cual. El ser humano se ha distinguido desde siempre por su afán de conseguir, de conquistar, de ambicionar. Y esto le ha hecho ocupar el lugar de preeminencia que, como especie, disfruta en la naturaleza.

Querer, soñar, ilusionar, desear, ambicionar, son motores del comportamiento humano que nos llevan a superarnos día tras día. Y esta superación se ampara en el mismo principio universal que guía los pasos de todos nosotros: la consecución de un beneficio o la evitación de una pérdida. No nos movemos sin una motivación. La sociedad actual, para bien o para mal, se maneja por condicionantes de adquisición. De adquisición de bienes materiales y también de inmateriales. Pero en todo caso por deseos de conseguir, de alcanzar. Pretender escapar a esto es vivir de espaldas al mundo que contemporáneamente nos ha tocado disfrutar aunque siempre cabe tomar un camino particular aceptando las consecuencias como un pago necesario por la singularidad.

Pues bien, si nos pasamos la mayor parte de nuestra vida alcanzando y consiguiendo, ¿por qué no logramos todo lo que deseamos?, ¿qué nos impide llegar hasta nuestros sueños? En algunas ocasiones, la consecución de deseos vendrá determinada por nuestro mal tino al valorar nuestras propias capacidades y posibilidades. En otras, a factores externos a nuestra persona sobre los que podemos tener poca capacidad de actuación. Pero, en muchos de los casos, solo existe un responsable: nosotros mismos.

En mi experiencia profesional he llegado a la siguiente conclusión: casi todos nosotros tenemos deseos y objetivos que queremos alcanzar en nuestra vida profesional y personal (destinos a los que llegar), pero muy pocos desarrollan el método para conseguirlos (qué camino tomar). La razón de todo ello estriba en nuestra cierta miopía mental a la hora de resolver los problemas y alcanzar nuestros objetivos. Los abordamos a todos por igual, como si su complejidad no fuera suficiente para un tratamiento diferenciado. Los analizamos a todos de forma mental.

Pero debemos considerar que la mente humana solo es capaz de afrontar unas pocas secuencias de actuación enlazadas entre si. De esta forma, mentalmente somos capaces de resolver los objetivos sencillos (aquellos que solo precisan de dos o tres pasos de actuación), pero nunca los complejos. Y cuales son esos objetivos complejos: LOS ELEFANTES. Esa manada que gira constantemente a nuestro alrededor y que nos abruma quitándonos la luz y el aire para respirar.

Nadie duda de la imposibilidad de comerse un elefante en tres trozos. Pues ese es el método que utilizamos normalmente al resolver nuestros conflictos complejos. Aplicar el mismo método a todas las situaciones no parece una estrategia muy afortunada. ¿Alguien afirmaría que para elegir nueva vivienda debe hacer lo mismo que para colgar un cuadro en la pared? Sin duda el primer objetivo requerirá un plan de actuación mucho más complejo que el segundo. Plan de actuación que no es sencillo formular mentalmente.

Por tanto, la mejor manera de comerse un elefante es cortarlo en tantos filetes como sean necesarios para poder digerirlo y sin importarnos su número. En la mayoría de las ocasiones, tratamos de atajar camino en la resolución de nuestros problemas reduciendo el número de nuestras actuaciones. De esta manera sólo conseguimos construir escaleras de dos o tres peldaños para subir al piso de arriba. Y una escalera con tres escalones de un metro no hay quien la suba. Si nuestro objetivo final es comernos al elefante, no importarán los días que precisemos.

En conclusión diré que, el secreto para la consecución de nuestros objetivos y deseos, no es otro que la fragmentación en tareas menores que sean alcanzables fácilmente una por una. El secreto de subir un piso no es otro que la utilización de una escalera cuyos pequeños peldaños faciliten la ascensión.

El arte del Éxito Profesional y Personal que practican muchas personas triunfadoras en todo el mundo consiste en dividir para vencer. Dividir los problemas para conseguir su más fácil resolución. El arte del Éxito no es otro que conseguir ser capaz de diseñar nuestras propias escaleras para que nos conduzcan hasta el cielo de nuestros deseos.

Y eso sólo lo conseguiremos a partir de la Planificación Creativa, de la que hablaré en otra oportunidad…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

¿Por qué nos cepillamos los dientes…?

¿Por qué nos cepillamos los dientes todas las noches?

La primera respuesta que se me ocurre es porque se trata de un hábito adquirido y como tal funciona automáticamente.

Efectivamente, los habitos mecanizan muchas de nuestras tareas y facilitan su realización (acordaros de cuan facil es manejar un automóvil cuando ya se ha adquirido el hábito de la conducción). Por tanto, parece recomendable incorporar hábitos positivos a nuestra vida pues nos van a facilitar la realización eficiente de muchas tareas y actuaciones.

Dicho esto, tambien es cierto que la mayoria de nuestros propósitos de incorporación de aquellos hábitos que en la vida nos ayudan a mejorar, han terminado en fracaso. ¿Cual es la razón? En mi opinión, no es otra que la elección de un procedimiento equivocado para incorporar el hábito deseado.

Veamos, ¿cual fue el procedimiento que hizo que incorporásemos el hábito de cepillarnos los dientes todas las noches? Sin duda alguna la insistencia de nuestros padres noche tras noche. Y… ¿cual es el procedimiento que todos solemos seguir ahora para incorporar un nuevo hábito?: intentarlo un par de veces y dejarlo por imposible ante las primeras dificultades.

Por tanto, ¿por qué no aplicamos el mismo método que nos dio resultado en nuestra infancia y lo extendemos a todos nuestros nuevos empeños? Solo la persistencia consigue grabar en nuestra costumbre los hábitos que queremos incorporar a nuestras actuaciones y que nos ayudarán a ser mas eficientes en cualquier orden de la vida…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

¡A todos, mi primer saludo!

Soy Antonio J. Alonso Sampedro y quiero comenzar este Blog con algo en lo que creo profundamente y para mi es toda una declaración de principios que pretendo sea la guia de todos mis comentarios venideros: Mi profunda convicción en el gran potencial que todos guardamos en nuestro interior y cuyo desarrollo siempre es posible cuando la voluntad apunta hacia ello.

La puerta que hoy abro con mucho ánimo e ilusión espero nos lleve a todos por los caminos del desarrollo personal, ahora sin destino fijado pero si con un origen que se apoya en mi experiencia profesional como Coach de Negocios desde hace siete años, que me ha llevado a descubrir que todo esta por descubrir.

Gracias a todos aquellos que quieran leerme y tambien a los que no lo hagan. Esto demuestra que todavía en este mundo tenemos capacidad de elección…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro