Agosto siempre tiene fecha de caducidad

A las puertas de Agosto, en poco más de un mes, estrenaremos un nuevo Septiembre y con él lo de siempre: los madrugones con despertador, la supuesta nueva programación de radio y televisión, otro aburrido curso político, los niños cariacontecidos dirigiéndose hacia el colegio, los reiterados e incumplidos buenos propósitos de mejora personal, etc., etc., etc. Pero sobre todo ello… la sempiterna depresión postvacacional.

Si hay un tema recurrente que preside el Septiembre de todos los medios de comunicación, ese es el de la depresión postvacacional. ¡Siempre se recomienda lo mismo y siempre se olvida eso mismo! El año pasado yo también escribí acerca de ello en “El engaño de las vacaciones”, aunque este año me propongo tratarlo de forma distinta, buscando el prevenir antes que el curar.

Agosto es un mes muy traicionero pues se asemeja a un delicioso gran pastel de chocolate que, sin atender a las sabias recomendaciones que nos hacen, devoramos atropellada y compulsivamente hasta lograr empacharnos, entristeciéndonos cuando lo terminamos pues consideramos que no debería acabar jamás. Al igual que no comemos todos los días del año pastel de chocolate, todos los meses no son Agosto y esto debemos asumirlo con anticipación y no a mes vencido, cuando ya no hay remedio ni solución.

Para los que somos afortunados por mantener nuestro trabajo, la causa principal de la depresión postvacacional radica en pensar que lo normal son las vacaciones y lo anormal el resto del año. Solo esto. Cuando asumamos que, para la gran mayoría de la población de hoy en día, es necesario trabajar para vivir, perderemos ese “tic” infantil que nos asalta todos los principios de Septiembre y que nos instala en esa imposible utopía que nos amarga el comienzo de cada nueva temporada laboral.

Disfrutar de las vacaciones al máximo considerando que siempre tienen fecha necesaria de caducidad es la mejor medicina para afrontar el resto de un año que seguro nos llevará hasta un nuevo Agosto vacacional…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro

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